El bosque, según el japonés Ryūsuke Hamaguchi, es a la vez un hábitat bajo amenaza y un espacio impregnado de misterio e inquietante magia, y por tanto tiene sentido que, mientras lo transita, su nueva película pase de ser una parábola ecologista sobre la importancia de vivir en equilibrio con lo silvestre y en contra de la lógica capitalista a convertirse en algo más extraño y perturbador. Y la sutileza y precisión asombrosas con las que lo hace, y la serenidad que exhibe mientras tanto, acaban multiplicando no solo el impacto dramático de su desenlace, sino también su trascendencia.
El mal no existe nos adentra en el bosque desde sus primerísimas imágenes, dirigiendo la cámara al cielo y dejando que las copas de los árboles vayan invadiendo la imagen en movimiento. A medida que los títulos de crédito se superponen sobre ellas, las ramas van perdiendo frondosidad y haciéndose decrépitas; eso es lo que pasa, parece decirnos esa primera secuencia, cuando el hombre entra en contacto con lo natural. Entonces aparece en escena Takumi, que vive con su hija en un pueblo a las afueras de Tokio, y a través del que conocemos a un grupo humano que vive en aparente comunión con ese idílico entorno; es en ese primer acto que Hamaguchi se toma su tiempo para dejar que la tierra y el agua se comuniquen con nosotros a través de la cámara y que nosotros conectemos con ellas. En el segundo, nos mostrará con circunspecta ironía qué ilusas y qué grotescas son las fantasías urbanitas de retorno a la naturaleza. El tercero es poesía, violencia y horror.
Juntas, esas tres partes componen una obra que resulta impredecible incluso según los estándares de su autor, y que nos va alejando cada vez más de lo fácilmente explicable a través de la razón. Momentos de tranquilidad son permeados de tensión, movimientos y sonidos fluidos son interrumpidos de forma abrupta, e imágenes y motivos -las espinas de una planta, el manejo de un hacha para cortar leña- se repiten a lo largo de la película ligeramente alteradas y cargadas de ambigüedad psicológica. Entretanto oímos disparos en la distancia, vemos gotas de sangre, y rastros de pisadas en la nieve, y plumas negras que flotan en un estanque helado. Las imágenes van ganando en belleza estremecedora, y la atmósfera se va haciendo más siniestra.
Pese a todas las pistas y las pequeñas profecías que Hamaguchi va esparciendo por el metraje, nada en él funciona como verdadera advertencia de lo que sucede durante el enigmático final de la película, desconcertante por su negativa a justificarse y demoledor por su ferocidad. Lo único que cabe decir en respuesta a él es que, aunque tal vez el mal no exista, la desesperación, la estupidez y la avaricia pueden resultar muy crueles, y que el instinto de supervivencia puede despertar la brutalidad hasta del animal más pacífico.
FICHA TÉCNICA
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Director:
Ryusuke Hamaguchi
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Género:
Drama
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País:
Japón
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Sinopsis:
Takumi y su hija Hana viven en un pueblo cercano a Tokio. Su vida cambiará cuando descubren que cerca de su casa se va a construir un glamouroso camping. Tendrá un impacto negativo en el suministro de agua local y provocará problemas. En definitiva, pondrá en peligro el equilibrio ecológico.
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Guion: Ryusuke Hamaguchi
Reparto: Hitoshi Omika, Ryo Nishikawa
Duración: 106 min.
Veredicto: Una obra en permanente mutación, hipnótica y absorbente.
Distribuidora: Caramel Films
Estreno: 1/5/2024
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