Esta semana Netflix ha estado doblemente de actualidad. Por un lado la sustitución de Scott Stuber como encargado de la división cinematográfica a manos de Dan Lin ya está surtiendo efecto, en la medida que una política más escéptica con los autores pueda haber echado a perder una próxima película de Kathryn Bigelow. Por otro, y dejando de lado lo deprimente que pueda resultar esta decisión, resulta que la plataforma ha compartido su habitual informe trimestral, y este ha ido de maravilla. Ha sumado 9.33 millones de suscriptores: una cifra impresionante que ha desbordado las previsiones de Wall Street.
Millón arriba millón abajo, la Gran N tendría ahora mismo unos 270 millones de abonados a lo largo del mundo, así que ha conseguido sobreponerse a su mala racha y a las decisiones (como lo de las cuentas compartidas) que no hace mucho marcaron su imagen pública. No obstante, este triunfo contrasta con una letra pequeña, que Netflix ha compartido frente a los medios. Y es que la directiva ha decidido que lo de publicar informes de suscripciones cada trimestre se acabó. Así lo ha declarado para inaugurar el nuevo año fiscal.
Según se hace eco IndieWire, 2024 será el último año en que Netflix comparta públicamente cuántos suscriptores gana o pierde en sus informes trimestrales. Concretamente “dejará de informar sobre las cifras trimestrales de miembros y ARM”, refiriéndose con ARM al average revenue per membership (esto es, a cuánto ascendería la ganancia por suscriptor). No sabremos, por tanto, ni suscriptores ni ganancias, en una decisión tajante de la compañía para salvaguardar el control de su narrativa mediática. Una decisión, por otro lado, que habrá que ver si no replican otras empresas de la competencia.
¿Significa esto que Netflix optará por la opacidad absoluta? No del todo. Netflix razona que este “apagón” obedece a que ahora se centra más en otros valores como los ingresos y el compromiso (esto es, el tiempo que cada usuario pasa en Netflix) como indicadores de éxito, en sintonía a una tendencia que empezó hacia 2022. Tampoco quiere decir que la plataforma dejará de comunicar su audiencia: simplemente no habrá actualizaciones trimestrales y la información llegará de forma puntual.
“No vamos a guardar silencio”, ha asegurado Greg Peters, CEO de Netflix, “pero no será parte de nuestros informes regulares”. En esta misma línea Ted Sarandos, el otro CEO de la Gran N, asevera que la máxima prioridad de Netflix hoy por hoy es el compromiso: tener suscriptores totalmente fidelizados. “En nuestros primeros días, cuando teníamos pocos ingresos o beneficios, el crecimiento del número de miembros era un fuerte indicador de nuestro futuro. Pero ahora estamos generando beneficios muy sustanciales”, replica.
“También estamos desarrollando nuevas fuentes de ingresos, como la publicidad y nuestra función de miembros adicionales, por lo que las afiliaciones son sólo uno de los componentes de nuestro crecimiento. Además, como hemos evolucionado nuestros precios y planes de uno a varios niveles con distintos precios según el país, cada miembro de pago incremental tiene un impacto empresarial muy diferente”. Es una nueva era para Netflix, en otras palabras.
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