'X-Men '97': la serie mutante de Disney+ no es para niños ni un ejercicio de nostalgia; es un cambio de paradigma

El regreso a la animación de los mutantes de Marvel pone en escena algunos de los momentos más idiosincráticos y recordados de su historia en los cómics. 
Imagen de 'X-Men '97' con los mutantes en pie de guerra.
Imagen de 'X-Men '97' con los mutantes en pie de guerra.
Cinemanía
Imagen de 'X-Men '97' con los mutantes en pie de guerra.

A pesar de que las películas producidas por Fox gozaron de cierta popularidad durante los años 2000, si ha habido un producto audiovisual relacionado con la saga de mutantes de Marvel que se ha ganado el cariño generalizado del público, ese ha sido la serie animada de X-Men. 

Emitida originalmente en 1992 en EE UU, a España nos llegaría un poco más tarde. Unos dibujos animados coloridos, llamativos y llenos de originalidad que serían, para muchos, la primera aproximación al mundo de los tebeos de superhéroes.

La recién estrenada X-Men ‘97 busca revivir esa pasión, pero aunque comparte premisa (¡y sintonía!) con la serie de hace tres décadas, también presenta una dinámica muy distinta. Quiere recordarnos todo lo que nos enamoró de ese producto original, sí, pero al mismo tiempo nos ofrece una nueva manera de enfocar el universo mutante en lo que ya muchos llaman el mejor producto de Marvel de los últimos años.

Viejas caras, nuevos matices

Para mantener ese sabor original, X-Men 97 se apoya especialmente en sus protagonistas. Las caras principales son similares a las de esa serie de animación de los años 90, poniendo en el centro a lo que los cómics solían llamar el “equipo azul” de los mutantes: Cíclope, Lobezno, Tormenta, Jean Grey, Bestia, Júbilo, Pícara y Gámbito, junto a Morfo, un personaje original que se creó expresamente para este universo en su momento.

No obstante, el cambio más evidente es la ausencia del Profesor X. Sin Charles Xavier, su líder clásico, los protagonistas se ven obligados a asumir papeles muy diferentes a los habituales.

Los protagonistas de 'X-Men '97'.
Los protagonistas de 'X-Men '97'.
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Estas nuevas interpretaciones buscan reflejar, también, lo mucho que ha cambiado en el statu quo mutante en las últimas décadas. A pesar de que ambas series, la clásica y la actual, toman como referencia las mismas obras -en concreto, los tebeos escritos por Chris Claremont entre 1975 y 1991, con algunos toques de las etapas de la década posterior- X-Men ‘97 se separa de nuestros recuerdos con una estética que retiene algunos matices noventeros, pero que es por lo general más contemporánea.

La animación 3D también ha aumentado en calidad, brillando particularmente en las secuencias de acción y, más importante, aportando un punto extra de expresividad facial a los personajes, cuyos rostros dicen ahora más sin necesidad de usar palabras. Pero la parte más interesante es el aspecto narrativo. 

La serie contrapone sutilmente las dinámicas noventeras de los personajes con las perspectivas más actuales, reflejando la manera en la que sus metas y roles se han ido reconfigurando en la cabeza de los fans durante los últimos años.

El mejor ejemplo es el hecho de que Lobezno no sea un personaje tan central aquí: el que en otro momento fue el mutante más popular se ha hecho a un lado para hacer un hueco a sus compañeros. El foco lo toma una Jean Grey menos atormentada por una posible pérdida de control de sus poderes -como sucedía en La saga de Fénix Oscura, que es, aún a día de hoy, una de las historias más icónicas de la historia de la Patrulla X- y más enfocada a ser mente pensante del grupo de superhéroes.

La acompaña un Cíclope menos preocupado por sus propias inseguridades y complejos, que asume la posición de líder con mucha más soltura de la esperada. Y si bien sigue sin tener control completo sobre sus poderes, los rayos ópticos que oculta tras su característico visor, el Cíclope de X-Men ‘97 tiene responsabilidades muy serias y opiniones muy firmes sobre la dificultad de gestionar la convivencia entre los humanos y los mutantes.

Pero de todas las reinterpretaciones, quizás la más hija de nuestro tiempo, y por ello más notable, es la de Magneto. En contraposición al clásico papel de villano que se le ha asignado habitualmente, en esta ocasión el antagonista por antonomasia de los mutantes es un personaje con una gran gama de grises, al que al argumento le cuesta quitarle del todo las razones para odiar a esos humanos que han atormentado a los de su raza (por partida doble: la judía, y la mutante) durante tantos años.

El juicio de Magneto en 'X-Men '97'.
El juicio de Magneto en 'X-Men '97'.
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En el canon de los X-Men, el papel de Magneto ha evolucionado notablemente desde sus primeras apariciones, y conforme han pasado los años y han cambiado las perspectivas sociales sobre el racismo y la intolerancia, los espectadores, lectores e incluso los autores han encontrado cada vez más y más difícil no empatizar, aunque sea un poco, con su postura. Así lo refleja la serie desde su primera aparición, y especialmente en el segundo capítulo, tal vez uno de los más brillantes del conjunto.

Una serie que, esta vez, no es para niños

Incluso si hay mucho sabor clásico en sus diez capítulos, uno de los matices más diferenciales, y probablemente la clave de su éxito, es que X-Men 97 no está pensada para niños. Está creada con el público adulto en mente: en especial, pero no únicamente, el público que disfrutó de la serie animada de 1992 en su momento, y que tiene interés por volver a sumergirse en ella, aunque sea durante un rato.

Consciente de que la serie original fue, en su momento, un gran punto de contacto para el público general con el universo de los cómics, los primeros capítulos de X-Men ‘97 se centran en hacer pequeñas recopilaciones de “greatest hits”: reinterpretar algunos de los momentos más idiosincráticos y recordados de la historia del grupo de superhéroes, dándoles un pequeño lavado de cara e introduciendo dinámicas y diálogos más naturales y más actuales. 

Imagen de 'Muerte viva' en 'X-Men '97'.
Imagen de 'Muerte viva' en 'X-Men '97'.
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Pero cuando verdaderamente brilla la serie es cuando se detiene a pensar y reivindicar algunos de los momentos más complejos y relevantes de este mundo. En medio de ese ritmo tan ágil y vivo con el que se suceden las referencias y los guiños, llaman más la atención los momentos de corte más intimista, como los dos capítulos destinados a adaptar Muerte viva.

Este arco narrativo en dos partes, originalmente publicadas en el año 1984, es habitualmente considerado una de las historias más complejas y sensibles de los cómics de Marvel. En líneas generales, trata sobre la relación de Tormenta, una de las mutantes más poderosas de la alineación clásica del grupo de superhéroes, con su propia identidad como mutante. 

La trama original tenía unas claras connotaciones sobre la lucha racial y sobre el papel de la mujer en la sociedad que eran sorprendentemente avanzadas y rupturistas para el momento en el que se encontraban los tebeos de Marvel. Desde esta perspectiva más madura, X-Men ‘97 no tiene miedo a exponer este discurso en términos más específicos. De la misma manera, otros capítulos ahondan sobre temas como la paternidad o las implicaciones morales de la guerra. 

Y es en estos momentos cuando verdaderamente notamos que la serie no es solo un intento de captar nuestra atención apelando a nuestros recuerdos: es un intento legítimo y bien ejecutado de aportar profundidad a la obra que adapta.

¿Qué sucederá en la segunda temporada?

Como decíamos, durante la mayor parte de su recorrido, la serie ha adaptado sobre todo la obra del autor Chris Claremont. Y lo hace con buen motivo: Claremont es uno de los autores más recordados y más relevantes de la historia no sólo de la Patrulla X, sino de la propia Marvel. Pero, actualmente, X-Men ‘97 se encuentra encarando la parte final de su trama: un arco narrativo de tres capítulos que nos ha sorprendido adaptando una historia algo más tardía. 

Se trata de Operación Tolerancia Cero, un cómic publicado originalmente en 1997 y que supone una escalada bastante dramática de las tensiones entre los mutantes y los humanos. Un salto temporal bastante notable, pero uno que también nos da pistas sobre cuál puede ser el enfoque de una posible temporada.

A todas luces, X-Men ‘97 habría planteado esta temporada como un pequeño resumen introductorio al universo de los X-Men, un punto de contacto de los fans más antiguos y quizás también de los más casuales con las narrativas originales de los años ochenta y noventa… Pero lo que verdaderamente busca es ofrecer historias que suenen un poco más novedosas. 

Hay gran espacio todavía en la mitología mutante para evolucionar y explorar nuevas temáticas, y en cuestión de adaptaciones audiovisuales, casi todas las publicaciones posteriores a los 2000 son, todavía, terreno inexplorado.

Y, si X-Men ‘97 busca fijarse en los tebeos que se publicaron a partir del cambio de milenio, el punto de mira más evidente es la obra más arriesgada y más vanguardista de Grant Morrison. La serie Nuevos X-Men se editó originalmente en  2001, sacudió el canon de estos superhéroes desde los cimientos, e incluso a día de hoy se perciben como unos tebeos radicalmente adelantados a su tiempo. Quizás la hora de estas historias de reivindicarse de nuevo esté a la vuelta de la esquina.

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