En el fútbol español a nadie se le escapa que el dueño de la presente Liga es el Real Madrid.

La cuestión es cuándo el equipo blanco conseguirá cantar el alirón. Las matemáticas dicen que puede ser esta misma jornada. El domingo, el equipo de Schuster recibe en el Bernabéu al Athletic. Si vence, y anteriormente no lo han hecho ni Barça ni Villarreal, los madridistas se proclamarían campeones de Liga por segundo año consecutivo.

Pero puede que esas premisas no se den... y el alirón se posponga una semana más. Precisamente eso no es lo que se desea en el seno del club, porque de ser así, sería nada menos que ante Osasuna en Pamplona donde estallaría la alegría blanca.

El Madrid quiere evitar problemas de seguridad. Ni que decir tiene que no hay nadie en el club blanco que no sea capaz de intuir la tensión que alcanzaría el choque entre ambos equipos: el Real Madrid jugándose el alirón frente a un rival que no ha podido aún resolver su permanencia en Primera. Toda una bomba de relojería.

Hinchas radicales en masa

Y no sólo dentro del campo, sino también fuera porque en el Real Madrid se calcula que hasta el Reyno de Navarra acudirían más aficionados blancos que nunca, incluidos, por supuesto centenares de hinchas radicales.

El estadio de Osasuna es uno de los más hostiles de Primera para el Real Madrid. Históricamente siempre ha sido un campo complicado, por el ambiente, por la rivalidad deportiva y por el rechazo político. Los Osasuna-Madrid nunca han sido tranquilos, y este año, jugándose lo que se juegan ambos, no tiene la pinta de cambiar.