Gustave y Martial Caillebotte: los desconocidos chicos de oro del impresionismo francés

  • Las fotografías pioneras de Martial y la pintura impresionista de Gustave se exponen juntas en París por primera vez en 'Tras la intimidad de los hermanos Caillebote'.
  • Eran inseparables, el tándem perfecto. Tenían talento y sabían sacar provecho artístico a su situación privilegiada: mucho tiempo libre y buena vida.
  • Habían heredado una fortuna de su padre, contratista de camas para el ejército.
A la izquierda, Martial Caillebote, el fotógrafo. A su lado, Gustave, el pintor
A la izquierda, Martial Caillebote, el fotógrafo. A su lado, Gustave, el pintor
Anónimo © D.R.
A la izquierda, Martial Caillebote, el fotógrafo. A su lado, Gustave, el pintor

Su vida era idílica, gozaban de la unión incondicional de los hermanos que también son amigos. Los Caillebotte lo tenían todo y además sabían sacar provecho artístico a su situación privilegiada.

En el colmo de las suertes vivieron una época histórica de esplendor: la Francia del siglo XIX, de vida cultural intensa, prosperidad económica y avances tecnológicos, cuando el país se retrataba con los colores suaves y las pinceladas benévolas del mejor impresionismo (Degas, Cézanne o Renoir).

El museo Jacquemart-André de París expone Dans l'intimité des frères Caillebote, peintre et photographe. (Tras la intimidad de los hermanos Caillebotte, pintor y fotógrafo), que une la pintura impresionista y fotografía pionera de Gustave y Martial Caillebote, chicos de oro de su tiempo. Su vida daría para hacer una película tan hermosa como melancólica, con innumerables exteriores, días de sol y música de Erik Satie.

Gustave y Martial Caillebotte eran hijos de un empresario que fabricaba camas para el ejército. A su muerte en 1874 dejó una gran fortuna a los tres hijos. Gustave (1848-1894) se convirtió en el más famoso. Aprovechó el desahogo económico para dedicarse por completo a la pintura y pronto se convirtió en una referencia del impresionismo. Su hermano Martial (1853-1910) empezó a componer música para piano y de temática religiosa, pero al poco tiempo descubrio en la fotografía su gran amor.

Horticultura y regatas

Al poco tiempo murió su madre y el tercer hermano, René. La desgracia unió a Gustave y Martial, que se convirtieron en un tándem perfecto. Cada uno era la familia del otro. Estaban solos. Se fueron a vivir juntos y comenzaron a frecuentar el mismo círculo de artistas.

Se complementaban en todo lo que se proponían aprender: Martial documentó con fotografías el creciente interés de su hermano por la horticultura. Aprendieron a navegar y Martial ganó regatas en veleros diseñados por su hermano Gustave.

Un estudio reciente de la colección de fotografías de Martial revela la relación entre los temas de las fotos y las pinturas de su hermano: vistas de París, barcas, jardines, riberas... El hallazgo ha provocado que el museo Jacquemart-André de París inaugure la exposición que reúne por primera vez  los trabajos de los hermanos.

No se trata solo de comparar la obra de dos artistas de ámbitos diferentes. Los Caillebotte dejan al descubierto el ambiente que los rodeaba. En la delicadeza de su arte se hace palpable el ritmo relajado, la vida despreocupada, las celebraciones familiares, las muecas de los niños, los trajes de baño, los paseos, los juegos...

Los Caillebotte vivían en los barrios parisinos más hermosos del XIX, diseñados por el Barón Haussman. Fueron testigos alucinados de la transformación urbana de París en esos años y se dejaron fascinar por los símbolos de modernidad de las vías de tren, los puentes y la creciente vida de las calles.

Todo quedó documentado por las pinturas de Gustave y las fotos de Martial. ¿Quién le puede pedir más a la vida?

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