![Elena Parrondo y José María Álvarez, de Meco, han pasado a vivir con 1.000 euros al mes.](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2011/11/14/38158.jpg)
La estabilidad de la clase media se tambalea en la región. Una prueba de ello es el aumento de las peticiones para cobrar la Renta Mínima de Inserción (RMI), la paga mensual que da la Comunidad a familias con ingresos mínimos.
Entre enero y septiembre de 2008 (antes del inicio oficial de la crisis), solicitaron el acceso a la RMI 2.581 hogares. Tres años después, en el mismo periodo de 2011, se ha llegado al récord de 10.410 solicitudes, según la Consejería de Asuntos Sociales. En este trienio, las familias necesitadas de dinero urgente se han multiplicado por cuatro (un 303,3% más).
"La gran mayoría de estos nuevos peticionarios son personas que antes vivían de forma holgada y de repente han pasado a una situación extrema", sostiene un portavoz de Familia. "La RMI es la última red. Cuando ya no queda nada, aparece este recurso", añade. Esta ayuda llega a los 532,51 euros mensuales y se concede a quienes ingresan menos de 347,60 euros al mes.
Más familias en 2012
La crudeza de la crisis ha hecho saltar por los aires las previsiones de los servicios sociales públicos: la Comunidad esperaba recibir 10.000 nuevas solicitudes en todo 2011, pero a falta de dos meses para el final ya ha superado la barrera. Y en 2012 ampliarán el presupuesto en un 9% ante el previsible aumento de peticiones.
De hecho, la Comunidad no da abasto para subvencionar a todos los solicitantes: "La gente está desesperada y pide la RMI aunque no cumpla los requisitos. Pero todos los que la necesitan la tienen", aclaran desde la Consejería.
Las ONG, los comedores sociales y las entidades de beneficencia también se declaran "desbordados" por el aluvión de nuevos pobres. La más potente de ellas, Cáritas, ha creado incluso un "fondo de emergencia para hacer frente a los gastos cotidianos de familias necesitadas", explica Concha García, coordinadora técnica de la institución caritativa.
Con ese fondo atienden necesidades tan básicas como la comida diaria, el pago de recibos de luz y agua, los libros de texto o el calzado para los niños. Este año han ayudado mediante este fondo a 16.500 familias que "no responden al perfil de personas excluidas y marginales, sino que son personas que tuvieron una vida normalizada y ahora se ven con la nevera vacía y la luz cortada por impagos", apunta la responsable de Cáritas.
¿Dónde recortamos?
Igual que las administraciones públicas, los hogares madrileños también están pasando la tijera a los gastos. El presupuesto familiar se ha reducido un 11% en dos años (el de la Comunidad, por ejemplo, ha bajado un 12% desde 2009).
Según un informe elaborado por CC OO, los madrileños han recortado más en gastos escolares, con una reducción del 15,4%. La tijera familiar se ha cebado también con el transporte (gastos en gasolina, vehículo o metro). A continuación, están el vestido, el calzado y, a mucha distancia, la salud. Lo último que se toca es la alimentación.
"Si pago la luz, mis hijos no comen"
Los seis miembros de la familia Álvarez-Parrondo, de Meco, malviven con 1.000 euros mensuales del paro. Elena (42 años) y José María (45) jamás habían pasado grandes apuros económicos. No vivían rodeados de lujos, pero tenían su casa, su comida garantizada y sus pequeños caprichos, como cualquier familia de clase media. Pero la crisis ha vuelto del revés su vida acomodada: ahora miran con lupa cualquier gasto y sufren al mirar la cuenta corriente a mitad de mes.
Ella trabajaba en una tienda, y él, en la obra. Pero hace un año se fueron al paro, con cuatro hijos que mantener. Ahora viven con los 1.000 euros de paro de José María: "La mitad se nos va el día que lo cobra. Aprovechamos para pagar los recibos y llenar la nevera. A las dos semanas, ya te planteas qué vas a comer al día siguiente, y todavía quedan 15", cuenta Elena.
No les queda más remedio que aguzar el ingenio: "En el súper, compras pescado congelado y cerdo en vez de ternera. Y trampeamos con los recibos del agua y la luz, algunos meses no los pagamos, porque si lo hago, mis hijos no comen"
Han pedido la RMI y ayuda a Cáritas, pero no cumplen los requisitos: "Tendríamos que estar en la indigencia total para que nos aceptaran". Así, su única ayuda les llega de su segundo hijo (21 años), el único de la casa que trabaja. El hijo mayor, de 23, también se fue al paro y "tuvo que dejar la vivienda protegida que le había tocado. Era su ilusión", añade.
Ahora tienen su piso en proceso de desahucio. "En un año podemos estar en la calle, pero lucharé para evitarlo", avisa Elena, que ha pedido amparo a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios