Asimismo, retrató con su cámara fotográfica a buena parte de los hombres y mujeres más influyentes del siglo XX, desde el físico J. Robert Oppenheimer padre de la bomba atómica, hasta políticos como el General Francisco Franco, en un impactante e inusual retrato de 1964, con todo el aura autoritaria de un dictador.
Cuenta Newman que le encargaron ese retrato para una revista norteamericana y, sorprendentemente, Franco accedió a fotografiarse.
Durante más de seis décadas sus imágenes no sólo mostraron a un personaje central, sino también un ambiente que hablaba sobre su personalidad, sus actividades o sus logros.
"No quería que se tratara solamente de una fotografía. El segundo plano tenía que sumarse a la composición y ayudar a comprender al personaje. Hacer sólo el retrato de alguien famoso no significa nada", había explicado recientemente en una entrevista.
Aun cuando su base de operaciones fue siempre Nueva York, Newman viajó por todo el mundo para fotografiar a artistas, científicos y políticos para las revistas más populares de Estados Unidos.
Newman nació en Nueva York en 1918 y estudió arte en la Universidad de Miami con la intención de convertirse en pintor.
Pero su vida cambió cuando, tras dos años en la universidad, entró a trabajar en un estudio fotográfico de Filadelfia, donde comenzó ganando 16 dólares (12,4 euros) a la semana.
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