La mirada magnetizada por México de Paul Strand y Henri Cartier-Bresson

  • Exponen en París las fotos que hicieron en el país centroamericano en la misma época, entre 1932 y 1934.
  • Aunque no llegaron a coincidir, sus obras convergen en la fascinación por la luz y la vida mexicanos.
  • Ambos dieron los primeros pasos en su carrera como cineastas tras la experiencia.
Foto realizada por Henri Cartier-Bresson durante su viaje a México, en 1934
Foto realizada por Henri Cartier-Bresson durante su viaje a México, en 1934
© Magnum, Henri Cartier-Bresson Foundation
Foto realizada por Henri Cartier-Bresson durante su viaje a México, en 1934

Paul Strand (1890-1976) y Henri Cartier-Bresson (1908-2004) pertenecían a dos generaciones distintas —el primero era 18 años mayor que el segundo— y procedían de dos culturas diferentes: Strand había nacido en los EE UU y Cartier-Bresson en Francia. Ambos convergieron en la misma época, sin embargo, en una similar fascinación: México y los mexicanos.

La exposición Henri Cartier Bresson / Paul Strand: Mexico, 1932-1934, permite la constatación de la mútua mirada magnetizada por la poderosa luz y la no menos intensa vida del país centroamericano ante las que cayeron rendidos lis fotógrafos. La muestra, que se clausura el día 22, está organizada y se exhibe en la sede de la Fundación Henri Cartier-Bresson de París.

Mostrar al mismo tiempo 90 piezas mexicanas del par de maestros no es tan evidente como pudiera parecer. Los estilos de uno y otro son diferentes,. señalan los organizadores, que resaltan la "inmovilidad" del estilo de Strand —heredada de su militancia entre los modernistas (era amigo íntimo de Alfred Stieglitz y Edward Weston)— y la "fluidez" del francés. Sus sendas se cruzaron en un periódo de dos años en México y, al salir del país, se encontraron en Nueva York, donde ambos se dejaron seducir por el cine documental político.

El primero en llegar a México, en el otoño de 1932, fue Strand, que atravesaba una crisis personal. Aceptó viajar, invitado por el Ministerio de Educación, para intentar que el desplazamiento fuese también terapéutico. Creía que se desplazaba a un lugar "misterioso, oscuro, peligroso e inhóspito", pero se quedó durante dos años, hasta diciembre de 1934.

Gracias al padrinazgo político del Gobierno —Strand era socialista y en México estaba a punto de ser presidente Lázaro Cárdenas, que nacionalizó el petroleo y abordó las reformas agraria y educativa— el fotógrafo logró exponer en la capital del país en 1933 y obtener fondos para viajar durante semanas por el interior del país. Le gustó especialmente el estado de Michoacán y la vida de los indígenas, que retrató con intensidad.

Strand fue nombrado director de actividades fotográficas y cinematográficas del Ministerio de Educación, que le confió la realización de una serie de películas sobre México. Trabajó en el guión de su primer largometraje, Redes, un docudrama sobre una rebelión de pescadores que sería estrenada en 1936 y en la que la crítica adivinó influencias del cine ruso.

Proyecto anulado

Aunque el proyecto de realizar nuevas películas fue anulado por el gobierno de Cárdenas, Strand abrazó el nuevo medio y al regresar a los EE UU se convirtió en presidente de la película de la compañía Frontier Films, dedicada a los documentales de carácter social. Sus Fotografías de México, un portfolio de 250 imágenes, fueron editadas por primera vez en 1940. Una copia de esta tirada se exhibe en la exposición de París.

En 1951, cuando la caza de brujas hacía la vida imposible en los EE UU para los simpatizantes comunistas —y Strand lo era, aunque nunca llegó a militar en el partido—, el fotógrafo decidió instalarse en un pueblo de Francia. Se mantuvo exiliado durante 27 años, hasta su muerte, pero nunca aprendió a hablar francés.

Cartier-Bresson llegó a México en julio de 1934 como fotógrafo de una misión etnográfica para seguir la construcción de la carretera Panamericana. Los fondos prometidos por la administración mexicana nunca llegaron a concretarse y, al contrario que los otros miembros de la expedición, que regresaron a Francia, Cartier-Bresson se sentía "enamorado" del país y decidió quedarse.

"Mejillas como camarones"

El fotógrafo frecuenta ambientes artísticos, se hace amigo de poetas y muralistas, consigue empleos eventuales en diarios e incluso entabla un noviazgo formal, con fecha de matrimonio incluida con la joven Lupe Cervantes, que le llama cariñosamente "pequeño francés de mejillas rojas como camarones".

 Expuso en el Palacio de Bellas Artes de México DF en 1935 con el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo y recorrió el país con su Leica. En 1935 fue a Nueva York, donde también consigue organizar una exposición, y se deja seducir por el cine. Sus padres le ayudaron a comprar una cámara de 35 milímetros, con la que rodaría sus películas de 1937 sobre la Guerra Civil española.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento