Algunos insectos vienen de visita a casa... y deciden quedarse. En verano, la presencia en las viviendas de algunos bichitos se hace especialmente notable. Hormigas, cucarachas y moscas son los más conocidos; pero también lo son esos que llamamos "pececillos de plata".
Su nombre científico es Lepisma saccharina. Es de color gris plateado; mide 12mm de largo; su cuerpo es alargado y angulado con tres largas cerdas al final al abdomen; no tiene alas; tiene unas largas antenas; y los adultos viven de 1 año a 3 años.
Como explican los expertos de la empresa de plagas Rentokil, estos "pececillos" se alimentan de casi toda la materia orgánica que encuentran a su paso, en especial del almidón, del azúcar, de restos de tejidos, de la celulosa del papel e incluso de restos de piel humana.
Su hábitat ideal es la humedad y no les gusta la luz. Por eso es normal verlos en cuartos de baño. Acostumbran a salir cuando movemos muebles: saben que es un lugar de sombra y suelen instalarse ahí. También es habitual verlos en los zócalos del suelo, los marcos de las puertas , porque se alimentan de silicona.
Los lepismas pueden ser una visita indeseada, pero son totalmente inofensivos, no producen picaduras y son tan rápidos corriendo como reproduciéndose.
Cómo evitar los "pececillos de plata"
Hay una serie de pautas que nos pueden servir para reducir el número de lepismas, pero nunca eliminarlos; siempre habrá aunque no los veamos.
- Lo primero es verificar que en la casa no haya ningún tipo de problema de humedad o goteras.
- Limpiar bien el piso a menudo para eliminar los restos de comida, hilos de ropa y restos de nuestra propia piel muerta (pelusas y demás).
- Sellar todas las grietas o agujeros que hay entre las racholas, en las esquinas, en los marcos de las puertas , en las luces de los techos, etc.
- Para tapar las grietas habrá que usar cemento y no silicona, que sería como alimentarlos.
Acabar pues con los pececillos de plata es harto difícil. Los expertos recomiendan rociarlos con alcohol etílico y hacerlo también en el nido, si somos capaces de encontrarlo (estará siempre en lugar oscuro y húmedo).
En todo caso, un pesticida químico (diluido en agua) repartido por los rincones de la casa (especialmente detrás de los sanitarios del baño y bajo la madera) puede acabar con casi todos. También puede valer el ácido bórico, un polvo blanco (inofensivo para las personas) que esparciremos por esquinas, rincones y grietas.
Pasados unos días, y de modo preventivo, podemos colocar bolsas con un desecante (del tipo silica gel). Absorberá la humedad creando un hábitat que evitarán los lepismas.
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