La policía israelí detuvo este viernes a decenas de homosexuales cuando estaban concentrados en un parque de Jerusalén para llevar a cabo la Marcha del Orgullo Gay, a pesar de que ésta ha sido prohibida en este lugar.
Los hechos tuvieron lugar en el Parque de la Campana, frente a las murallas de la ciudad vieja, donde en un principio los homosexuales planeaban celebrar la marcha, dijo un portavoz de la Policía. Puedes ver aquí el vídeo de los disturbios.
Sin embargo, la concentración autorizada en el estadio del campus de la Universidad Hebrea transcurrió sin mayores incidentes, a pesar del temor de los posibles atentados suicidas palestinos y la oposición de los ultraortodoxos judíos.
Órdenes desoídas
Más de 3.000 agentes habían sido desplegados para mantener el orden en la parte oeste de la ciudad por la celebración de un festival gay en el estadio universitario de Guivat Ram, evento que fue autorizado por la Policía en sustitución de la marcha.
No obstante, dijo el portavoz, algunos grupos de homosexuales desoyeron las instrucciones de los organizadores, la Casa Abierta, y en lugar de acudir al estadio se dirigieron a parques públicos para manifestarse.
Añadió que antes de arrestarlos los agentes pidieron a los manifestantes que subieran a unos autobuses que les llevarían al estadio, a lo que estos se negaron.
Fiesta en el estadio
Sin embargo, los 3.000 ó 4.000 personasque acudieron el estadio universitario donde se había autorizado la marcha, custodiadas por unos 3.000 agentes, pudieron celebrarla sin incidentes y en un ambiente festivo.
La portavoz recordó que "el año pasado agredieron a varios participantes, algunos incluso fueron apuñalados, y a eso hay que sumar el que este año ha habido mucha polémica".
El festival, originalmente convocado como la Marcha Mundial del Orgullo Gay, fue más tarde reducido a una manifestación de carácter local, y después, en el último momento, a una fiesta en el recinto acordonado del estadio universitario.
Ola de violencia judía ortodoxa
En esto influyó la indignación de la comunidad judía ortodoxa, que protagonizó en los últimos días una ola de violencia callejera.
"Hemos luchado muchos años para tener una Ciudad Santa como para esto", se lamentaba un peatón.
Otro elemento que desinfló los actos fue la necesidad de la Policía de disponer de todas sus fuerzas en momentos en que las milicias palestinas amenazan con reanudar los atentados suicidas, a raíz de la muerte de 18 civiles en un bombardeo en Beit Hanún, Gaza.
En cualquier caso, con marcha o sin ella, el festival se celebró en un ambiente festivo.
Entre los participantes abundaron los heterosexuales y la comunidad gay siguió la consigna de discreción de los organizadores y se abstuvo de demostraciones eróticas.
El Vaticano pidió la suspensión de la manifestación
En una nota de prensa publicada por el Vaticano, la Iglesia pidió la "reconsideración" del desarrollo de la marcha", permitida por las autoridades locales. «Considerando que en ocasiones precedentes han sido ofendidos sistemáticamente los valores religiosos, la Santa Sede alimenta la esperanza de que la cuestión sea reconsiderada».
El comunicado «expresa profunda desaprobación por esta iniciativa pues constituye una grave afrenta a los sentimientos de millones de creyentes judíos, musulmanes y cristianos, que reconocen el particular carácter sagrado de la ciudad de Jerusalén y piden que se respete su convicción».
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