La baja participación marca unas elecciones en las que Italia se juega su futuro económico

  • La coalición de centro-izquierda que lidera Pier Luigi Bersani parte como favorita, aunque según las encuestas no obtendría la mayoría en ambas cámaras.
  • El regreso de Berlusconi al poder abocaría al país a pedir ayuda al BCE.
  • Monti, en cuarto lugar en las encuestas, es el favorito de Merkel y de la UE.
  • Las legislativas finalizarán este lunes, cuando se votará solo por la mañana.
  • La participación revela un descenso del 7,38% con respecto a 2008.
  • Europa espera con incertidumbre el resultado electoral de Italia.
Figuras que representan a los principales candidatos de las elecciones generales italianas Mario Monti (3d), Pierluigi Bersani (3i), Silvio Berlusconi (2i), Antonio Ingroia (2d), Beppe Grillo (izda), y Oscar Giannino (dcha), en una tienda de San Gregorio Armeno, Nápoles.
Figuras que representan a los principales candidatos de las elecciones generales italianas Mario Monti (3d), Pierluigi Bersani (3i), Silvio Berlusconi (2i), Antonio Ingroia (2d), Beppe Grillo (izda), y Oscar Giannino (dcha), en una tienda de San Gregorio Armeno, Nápoles.
Ciro Fusco / EFE
Figuras que representan a los principales candidatos de las elecciones generales italianas Mario Monti (3d), Pierluigi Bersani (3i), Silvio Berlusconi (2i), Antonio Ingroia (2d), Beppe Grillo (izda), y Oscar Giannino (dcha), en una tienda de San Gregorio Armeno, Nápoles.

El mal tiempo, con nieve incluida en el norte, y las protestas de tres feministas semidesnudas contra el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi marcaron este domingo la primera de las dos jornadas de elecciones generales de Italia, las primeras en la historia de la República que se celebran en invierno.

Los últimos datos de participación en las elecciones legislativas y regionales italianas revelan un descenso de 7,38 puntos porcentuales con respecto a la votación de 2008. En concreto, al cierre de las urnas, a las 22.00 horas, había votado el 55,17% del censo, frente al 62,55% que lo había hecho a esta misma hora hace cuatro años, según los datos del Ministerio del Interior.

Los principales líderes políticos, incluido ahora el reconvertido tecnócrata Mario Monti, cuya dimisión como primer ministro el pasado diciembre hizo que los comicios se adelantaran dos meses, votaron en distintos puntos del país en la primera jornada de unas elecciones que "a priori" arrojan un escenario incierto, con el temor de un posible Gobierno de centroizquierda inestable en el Senado.

El más madrugador fue Monti, senador vitalicio y candidato a primer ministro por las llamadas listas "moderadas", quien acudió en compañía de su esposa a votar a las 10 de la mañana a su colegio electoral de Milán (norte de Italia) para después asistir a misa.

Una hora después hizo lo propio el candidato favorito, el líder de la coalición de centroizquierda Pier Luigi Bersani, en su ciudad, en Piacenza (norte), solo minutos antes de que en Roma, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, depositara su voto para los representantes parlamentarios de los próximos cinco años.

Todos ellos acudieron a las urnas con normalidad, pero no fue así el caso de Berlusconi, líder de la coalición de centroderecha y quien aspira a ser el próximo ministro de Economía, pues a su llegada al colegio electoral de Milán en el que vota tuvo que escuchar las protestas del movimiento ucraniano feminista Femen.

Tres chicas, dos ucranianas y una francesa, se mezclaron entre los periodistas para después desnudarse de cintura para arriba y mostrar en sus torsos el escrito, "Basta Silvio", mientras gritaban "Basta Berlusconi, basta Berlusconi".

Los agentes policiales que vigilaban el colegio consiguieron frenar y alejar del lugar hasta la comisaría para su identificación a las activistas, cuya acción fue reivindicada en la red social Facebook por Femen y que se enfrentarán ahora a la acusación de escándalo público y resistencia a la autoridad.

Juego de alianzas

Estas elecciones, en las que este lunes se vota de 7 a 15 horas (8-14 GMT) son trascendentales para el futuro de Italia, bajo la atenta mirada de la Unión Europea y de los mercados ante la posibilidad de un resultado inconcluso que podría arrastar de nuevo el país al abismo de la quiebra.

Más de 50 millones de personas están llamadas al voto en estas elecciones (3,5 millones de italianos residentes en el extranjero han podido ejercerlo por correo antes), en las que los últimos sondeos que manejan los partidos, según el diario Corriere della Sera, confirman la victoria de Bersani, candidato que apuesta por las reformas económicas sin desatender los derechos sociales.

La coalición de centro-izquierda que lidera Pier Luigi Bersani, secretario general del Partido Democrático, es favorita para alzarse con la mayoría de los 630 escaños que componen la Cámara de Diputados, pero el resultado de las elecciones en el Senado —con 315 de los 319 escaños en juego— es, por el momento, impredecible.

Si Bersani no obtiene una victoria clara, se pondría en marcha un complejo juego de alianzas que amenaza con bloquear el duro proceso de reformas impuesto desde Bruselas para que Italia ataje su inmensa deuda pública, que supera ya los dos billones de euros.

En esta posible negociación cobrarían importancia fundamental los dos grandes protagonistas de la política italiana de los últimos años: el ex primer ministro Silvio Berlusconi, segundo en las encuestas, inagotable a pesar de los escándalos que forzaron su dimisión en noviembre de 2011; y su sucesor, el primer ministro saliente Mario Monti, visto con buenos ojos por Bruselas para aplicar la reforma económica.

El último en discordia es el cómico italiano Beppe Grillo, la tercera opción más valorada por encima de Monti, como representante de los movimientos anti-sistema y antieuropeos, que ha prometido obstaculizar cualquier intento de asociación a favor de las medidas de ajuste.

Los candidatos

A Bersani, de 61 años, le favorece su carácter pacífico y alejado de los excesos de la era Berlusconi. Antiguo ministro de Industria (1996-1999), excomunista y católico practicante, el secretario general del Partido Democrático respalda además los planes de Bruselas, por lo que su victoria impondría cierta estabilidad a corto plazo, a pesar del reciente escándalo con el banco más antiguo del mundo, la Banca Monte dei Paschi de Siena, en el que se ha visto vinculado su partido.

Sin embargo, su talante reposado hace temer que sus políticas acaben sometidas a los designios de las formaciones más izquierdistas de la coalición, como Izquierda Ecología Libertad (SEL) de Nichi Vendola, antítesis del conservadurismo: homosexual declarado, experto en el cine de Pasolini y, sin embargo, presidente de Apulia, una de las regiones de mentalidad más anticuada del país.

Las contradicciones de la política italiana se aprecian con claridad en la figura de Silvio Berlusconi. Lejos de ser el cadáver político que se pronosticaba tras su dimisión, el ex primer ministro se presenta por cuarta vez a los comicios con posibilidades reales de ganar merced a la contundente carrera electoral financiada por su emporio y basada en la retirada de un polémico impuesto inmobiliario decretado por Monti, cuya eliminación ha prometido Berlusconi por carta a millones de italianos.

Todavía no queda claro si Berlusconi ejercerá de primer ministro en caso de victoria. El cargo está pendiente de negociación con el líder de la Liga Norte, socio mayor en la coalición de centro derecha, Roberto Maroni, y no se descarta que el actual secretario general del Partido de la Libertad de Berlusconi y protegido personal, Angelino Alfano, acabe como jefe de Gobierno.

Mientras, Mario Monti permanece a la espera de los resultados de los comicios para hacer valer el peso de su cuarto lugar en las encuestas. El tecnócrata se enfrenta a un dilema: a pesar de que sus posturas no son cercanas al centro izquierda, ve en Bersani a un sucesor en el plano de las reformas. Sin embargo, teme que la izquierda de Vendola dinamite una posible alianza. Por otro lado, la opción de centro derecha contaría con el beneplácito de líderes europeos como la canciller alemana Angela Merkel, pero la relación con Berlusconi, el hombre a quien sustituyó, podría ser insostenible.

Monti y su programa —la llamada 'Opción Cívica'— jugarán su papel en las elecciones al Senado que, a diferencia de los comicios a la Cámara de Diputados, dependen de una serie de comicios regionales separados y pueden decidirse en las grandes regiones, como Sicilia o Lombardía, donde las encuestas no muestran a ningún claro vencedor.

Dos billones de deuda

La deuda pública de Italia asciende a los dos billones de euros, un 126% del PIB —la más alta desde la I Guerra Mundial— y un auténtico lastre para el crecimiento económico que demanda Bruselas. Todos los candidatos han ofrecido soluciones moderadas para atajar el problema, excepto uno: Beppe Grillo, quien ha anunciado su intención de congelar el pago de los intereses sobre la deuda pública, lo que equivaldría a un impago o 'default', si se hace con el poder.

A pesar de ser tercero en las encuestas, las opciones de Grillo son escasas pero cabe la posibilidad de que el cómico italiano se convierta en figura imprescindible si ni siquiera Monti —sobre el que Grillo tiene seis puntos de ventaja— consigue un acuerdo en el Senado. El cómico y líder del Movimiento Cinco Estrellas ha declarado su intención de obstaculizar hasta tal punto el programa de reformas que no participará en el sistema de alianzas y forzará unas nuevas elecciones si tiene la oportunidad.

La victoria de Berlusconi supondría el regreso del hombre bajo cuyo mandato la prima de riesgo se disparó hasta los 577 puntos básicos, dos días antes de que presentara su dimisión. Es tal el temor al regreso de 'Il Cavaliere' que el principal banco de inversión de Italia, Mediobanca, anticipa que un posible triunfo del ex primer ministro sería contestado por los mercados con tanta intensidad que el país tendría que verse obligado a pedir ayuda al Banco Central Europeo.

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