Los jóvenes se dispersan en minibotellones por la periferia de Madrid al bajar el control policial

El botellón en Madrid ya no es lo que era. Hasta hace tres años, en las plazas del distrito Centro (como el Dos de Mayo o Chueca) se reunían cientos de jóvenes para beber alcohol al aire libre. Pero en este tiempo la Policía Municipal ha conseguido sacar el botellón de las plazas céntricas. Sin embargo, estas reuniones no han desaparecido, sino que se han transformado: ahora los jóvenes se han dispersado en microbotellones por los parques de la periferia, donde se encuentran más camuflados y forman grupos más reducidos, según explican fuentes de la Policía Municipal de Madrid y representantes de los vecinos, como Francisco Caño, responsable de Medio Ambiente de la Federación Regional de Vecinos (Fravm).

"Estamos detectando que cada vez hay menos quejas de vecinos del centro. En cambio, se detectan más botellones en los parques retirados. Ahora los jóvenes prefieren renunirse con sus pandillas de amigos en su propio barrio, en lugar de ir al centro para juntarse en macrobotellones con desconocidos, como se hacía antes", apunta Caño.

Los agentes municipales constatan la opinión de los vecinos y apuntan al menor control policial en la periferia como la causa de este cambio de hábitos. "Tenemos órdenes de controlar mucho las grandes concentraciones. Salvo algún caso, como en Ciudad Universitaria o Azca, ya no hay grandes botellódromos en la ciudad. Pero esos chavales no se quedan en sus casas, siguen bebiendo aunque de forma más dispersa, en grupos pequeños y en parques poco vigilados de las afueras", explica un representante de los policías madrileños.

En las noches de sábado se ha registrado un descenso del número de agentes en las calles de la capital: en diciembre de 2011, operaban en Madrid un promedio de 134 patrullas nocturnas los sábados; frente a las 112 que actuaron en el mismo turno en diciembre de 2012 (un 16,4% menos), según los datos oficiales de actuaciones de la Policía Municipal. En cambio, se ha registrado un aumento del 15% en las patrullas nocturnas de los viernes. El Ayuntamiento de la capital no da datos desglosados de efectivos policiales por distritos, por "razones de seguridad", pero los sindicatos de Policía aseguran que "las patrullas se concentran en Centro y Moncloa, mientras quedan descubiertos los barrios más exteriores".

El Ayuntamiento, consciente de este déficit policial, ha acordado con los agentes un refuerzo de los turnos nocturnos en fin de semana. El Consistorio reconoce que "son los días en los que se requiere mayor presencia policial para atender los servicios de Rastro, fiestas en los distritos, competiciones deportivas, espectáculos, ocio nocturno, botellón, etc". En virtud de ese acuerdo, los policías trabajarán un fin de semana de cada dos y se les incrementará la jornada de los sábados hasta las 10,5 horas.

Concretamente, las zonas calientes del botellón en Madrid son los parques de Puente de Vallecas (Payaso Fofó, Campo de la Paloma o Palomeras), el Parque Norte de Fuencarral, Pradolongo y Orcasitas (en Usera), Parque de Comillas (Carabanchel), Dehesa Boyal de San Cristóbal (Villaverde) y Avenida de Logroño (Barajas). "También se juntan en los espacios entre los bloques grupos de 10 a 12 chavales que dan la lata durante la noche y luego dejan toda la porquería tirada. Estamos cansados de pedir más vigilancia a la Policía, porque hay escasez. Pero no hacen caso", lamenta Mariano Monjas, presidente de la asociación de vecinos de Los Pinos (Vallecas).

En ocasiones, el Ayuntamiento envía patrullas policiales por sorpresa a estas zonas para atender las quejas de los residentes. Pero por lo general, los agentes se concentran en el centro. "En las noches de los fines de semana hay días que distritos enteros como Hortaleza, Vallecas o Moratalaz solo tienen una patrulla. Así es difícil controlar a estas pequeñas pandillas", apunta un agente municipal. Durante 2012, la Policía interpuso 44.674 denuncias por consumo de alcohol en la vía pública en la capital (185 de ellas, a menores).

Además, en el último año, la legislación regional ha introducido novedades referentes al consumo de alcohol en las calles. Por un lado, se eliminó la prohición de vender alcohol en las tiendas madrileñas a partir de las 22.00 horas. Según fuentes policiales, "esta medida fue un error, porque incita a los jóvenes a salir a la calle a beber". En cambio, esta medida se compensó con un aumento de las multas por consumir bebidas alcohólicas en la vía pública: la Ley de Dinamización Comercial, que entró en vigor en junio, endureció las sanciones (hasta 600 euros) e impidió que se sustituya la multa por un curso, como se hacía hasta ahora.