Los votos en blanco supondrían 8 escaños vacíos en el Congreso si hoy hubiese elecciones

  • Una plataforma ciudadana pide que las papeletas en blanco se trasladen al Parlamento con escaños sin ocupar
  • En las elecciones de 2011 hubo 333.000 votos en blanco. El CIS revela que ahora habría 1,3 millones.
  • Expertos explican su apoyo y rechazo a este medida: "No todos los que votan en blanco piden un Parlamento vacío".
  • El voto en blanco sería la tercera fuerza política en voto directo, según el CIS.
Vista general de hemiciclo del Congreso de los Diputados
Vista general de hemiciclo del Congreso de los Diputados
JuanJo Martin / EFE
Vista general de hemiciclo del Congreso de los Diputados

Los políticos son ya el cuarto problema para los españoles, según el último barómetro del CIS (abril de 2013). El Gobierno, el Parlamanto y la clase política obtienen un duro suspenso (ninguno llega al tres de nota sobre diez) en la misma encuesta. La desafección de la ciudadanía con sus dirigentes es cada vez más patente, agravada aún más por la crisis económica. La mejor prueba de este creciente descontento son los votos en blanco.

En las elecciones generales de 2008, cuando apenas se notaban los síntomas de la crisis y los casos de corrupción política no inundaban los medios, 286.000 ciudadanos votaron en blanco, el 1,1% del censo. La siguiente cita electoral fue en los comicios municipales de mayo de 2011. Entonces, 552.910 votantes, el 2,57% del total, optaron por meter en las urnas una papeleta blanca. Fue un récord en la historia de la democracia y un síntoma de que algo estaba cambiando. Los siguientes comicios, generales en noviembre de 2011, auparon al PP al Gobierno. El número de votos en blanco, 333.461 (un 1,37% del censo), decreció con respecto a las municipales pero subió con respecto a las generales de 2008.

Desde entonces, no ha habido comicios, pero las sucesivas encuestas del CIS han revelado que el descontento ciudadano, traducido en ese voto en blanco, ha ido creciendo al mismo ritmo que los problemas económicos y la escasa confianza de los ciudadanos hacia sus políticos. Desde las elecciones de noviembre de 2011, seis encuestas del CIS han preguntado por la intención del voto. En enero de 2012, el 3,6% de los encuestados hubieran votado en blanco si hubiera habido elecciones ese mes, porcentaje que creció al 4,5% en abril de 2012, al 5,5% en julio de 2012, al 6,9% en octubre de 2012, bajo al 6,6% en enero de 2013 y volvió a subir al 9,1% en abril de 2013. Es decir, una subida de 5,5 puntos en 16 meses. La tercera fuerza política en voto directo, según el CIS.

Los datos son concluyentes. El CIS de abril revela que los dos grandes partidos, PP y PSOE, pierden votos. Los populares se quedarían con un 34% del voto estimado y el PSOE con un 28,2%. El 9,1% de voto directo que sacan las papeletas blancas se convierte en un 3,8% de voto estimado, que cogiendo el último censo de noviembre de 2011 se traduce en 1,3 millones de electores que votarían ahora en blanco. Cómo el CIS obviamente no revela en qué circunscripciones se produce ese voto en blanco, es difícil trasladar esos 1,3 millones de lectores a escaños. Pero si tomamos como modelo Izquierda Plural, un partido nacional que obtuvo 1,6 millones de votos y 11 diputados, los 1,3 millones de votos blancos supondrían una horquilla de 7-9 diputados.

Escaños vacíos al voto en blanco

Una plataforma ciudadana, Voto en Blanco Computable, ha iniciado una campaña de recogida de firmas para que el voto en blanco se contabilice en igualdad de condiciones que el resto de votos. Es decir, quieren que haya escaños vacíos en el Congreso. Con el actual sistema, los votos en blanco son votos válidos (igual que los votos normales a los partidos) y se suman en el recuento final que fija el mínimo para la distribución de escaños, pero no sirven para que se les asignen diputados.

"El voto en blanco es una protesta, una disensión y una expresión del sistema democrático, y se debe regular en igual medida que el voto a un partido concreto. No hay democracia real si no se tienen en cuenta los votos en blanco", explica a 20Minutos un portavoz de esta plataforma ciudadana. "¿Por qué iban los ciudadanos a votar a una silla vacía si no fuera necesario? El voto en blanco también es un mensaje. Los ciudadanos hoy no participan en la democracia. Solo votan cada cuatro años y entregan un cheque en blanco al PP o al PSOE. Es imposible romper el sistema bipartidista. Y la Ley Electoral es una ley orgánica que no se puede modificar mediante iniciativa legislativa popular. Es necesaria la presión ciudadana y que los políticos vean escaños vacíos en el Parlamento".

Jorge Urdánoz, profesor de Filosofía del Derecho y del Master de Derechos Humanos de la Universidad Oberta de Cataluña, apuesta porque el voto en blanco tenga representación en el Parlamento. "El voto en blanco hace público su respaldo al sistema democrático, porque la gente se molesta en ir a votar, pero muestra también su rechazo a las alternativas políticas existentes", explica. "Pero hoy en día los votos en blanco se computan pero se ignoran, no se representan. Y los votos en blanco deben estar dentro del sistema. También es hacer política. Envían un mensaje que debe ser representado. Lo que hace el actual sistema es establecer filtros que dicen que mensajes deben ser representados y cuáles no", concluye.

Solo bloquea el sistema

No opina igual María José Canel, catedrática de Comunicación Política de la Universidad Complutense. No es partidaria que los votos en blanco se conviertan en escaños vacíos en el Hemiciclo. "El voto en blanco expresa que sí soy partidario del sistema político, y como la moción de censura, debe ser una protesta constructiva, que ofrezca una alternativa. Si solo persigue dejar el escaño en blanco, bloquea un sistema del que se quiere participar", señala.

Otra cosa son los partidos que se presentan con ese ideal, como Escaños en Blanco, que en las elecciones de noviembre de 2011 obtuvo 97.673 votos, el 0,4% del total. Dejan claro en su programa que si son elegidos no tomarán posesión del cargo. "El voto en blanco no puede simplemente suponer un escaño vacío porque al resto de partidos que sí obtienen representación se les exige más, como tener un programa. Además, no todo votante en blanco quiere que el escaño quede vacío, es una protesta con muchos matices", señala Canel.

Luego está el debate de si los votos en blanco perjudican a los partidos pequeños y no a los grandes, que es precisamente lo que persigue el que vota en blanco: dejar claro que los partidos mayoritarios no les representan. Por ejemplo, en las elecciones generales, un partido necesita un mínimo del 3% de los votos para tener representación. Si en una circunscripción en la que se presenta hay dos millones de votantes, necesita 60.000 votos. Pero si además hay 150.000 votos en blanco precisa de 4.500 votos más. "El voto en blanco no influye tanto en la relación de fuerzas", apunta el profesor Urdanoz. "Eso solo se puede dar en las grandes circunscripciones, como Madrid y Barcelona".

Urdanoz piensa que la abstención es más peligrosa, porque expresa "que se ha perdido la fe en el sistema político, no cómo el voto en blanco, que sí está de acuerdo con él". En las elecciones de 2011 la abstención fue 11,1 millones de votantes (el 31% del censo). En los barómetros del CIS, el porcentaje de ciudadanos que tienen claro que no votarían ha pasado del 13,4% de enero de 2012 al 22,7% de abril de 2013.

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