P. Márkaris: "Alemania cree que puede seguir sin escuchar, por eso esto va a acabar muy mal"

  • El autor, de visita en España para participar en Getafe Negro, cierra con Pan, educación, libertad su Trilogía de la Crisis.
  • "Los creadores tenemos una responsabilidad en la justicia social" afirma el escritor nacido en Estambul, educado en Alemania y Austria y afincado en Grecia.
  • El género criminal y la denuncia de la situación actual tienen en la Trilogía de la Crisis un potente exponente.
El escritor Petros Márkaris cierra la Trilogía de la Crisis
El escritor Petros Márkaris cierra la Trilogía de la Crisis
JORGE PARÍS
El escritor Petros Márkaris cierra la Trilogía de la Crisis

Nacido en Estambul, educado en Alemania, afincado en Grecia, el escritor Petros Márkaris (1937)  sabe muy bien de lo que escribe cuando se mete en la crisis que asola Europa (sobre todo el Sur, matiza el comprometido narrador) en sus novelas negras.

El popular detective griego Kostas Jaritos hace dos años y medio que se mueve en mitad de una crisis cada vez más virulenta, la actual. La primera obra que se metía en el escenario que vive Grecia fue Con el agua al cuello (2011), después vino Liquidación final (2012) y ahora, la última: Pan, educación, libertad (Tusquets). Es la bien bautizada Trilogía de la Crisis.

Ha impartido usted en Getafe Negro una charla sobre justicia social y responsabilidad en creación, ¿cree usted que los escritores tienen que hacerse eco de lo que ocurre?

Desde mi punto de vista, sí, sin reservas. Vivimos en una realidad en la que se habla de economía y finanzas todo el tiempo, pero se han olvidado de las personas y su cruda realidad, sobre todo en el sur de Europa. Los políticos están pendientes de las cifras y se han olvidado de las personas. Los escritores tienen el poder de hacer las preguntas correctas. Y es importante escucharlas: ¿qué es lo que ha ido mal, ¿qué podemos hacer?

¿Y qué podemos hacer?

Siempre hay algo que se puede hacer. Yo vengo de la generación que estaba en el lado incorrecto y ahora sé que siempre hay algo que se puede hacer. La cuestión es saber qué. Qué hace hoy una generación que en los últimos veinte años vivió en la ilusión de que Europa resolvería todo.  Debemos adaptarnos a la nueva realidad y luchar, es el único camino. Y debemos luchar para cambiar las cosas no para conservarlas.

¿Es el gran error ese empeño en conservar y que nada se mueva?

Es la realidad de las últimas dos o tres generaciones que lo tuvieron todo y ahora tienen que aprender a cambiarlo. Es difícil, ahora ya no lo tienen, pero hay que aprender. Un ejemplo de Grecia: cuando empezó la crisis los jóvenes se marchaban a cualquier otro lugar, ahora hay un grupo que se ha quedado y que no quieren escapar.

Pan, educación y libertad, ¿en ese orden?

Pan y educación siguen siendo una demanda. Hay muchos que no tienen un mendrugo de pan para llevarse a la boca y la educación está destruida. La libertad existe, pero ¿se puede creer en un sistema en el que las personas votan a políticos que se sienten responsables de los mercados y no de las personas?

¿Y si votamos todos en blanco?

Sería una buena idea. Votar todos en blanco es la manera más eficaz de protesta.

¿Dónde arranca verdaderamente el problema?

En Grecia y España en la Transición. Se cometieron grandes errores y hay una reacción retardada de los jóvenes que han de enfrentarse a problemas creados hace cuarenta años. Se está dando un tratamiento a un problema, pero nadie quiere participar en ese tratamiento.

En democracia ¿la culpa es de todos?

Sí, no hay duda de que votamos, pero los líderes europeos no cambian las medidas aunque cambien sus caras cada cuatro años. Eso es hipocresía no democracia.

Usted que estudió en Alemania y vive en Grecia, ¿cómo mira a la 'cara' a Alemania?

Hay 17 países, y de ellos, ¿qué hacen 16? Esperar escondidos tras uno de ellos diciendo que ese es el malo. La manera de cambiar es tomar la iniciativa. Pero ¡venga, vamos a hacerlo! Me preguntó por qué no lo hacemos.

Ahora se lo pregunto yo a usted: ¿por qué?

Porque durante la época del euro creamos una comunidad que hablaba en términos de euro no de política. Eso en Grecia explica el crecimiento de la ultraderecha. Ellos tienen un discurso político y el resto, no. Europa perdió el discurso político para hablar de euros.

¿Es la crisis motor para la ultraderecha?

En Austria, que tiene el paro más bajo, hay un 30% de representación de ultraderecha. Es el discurso político  lo que se busca. Los alemanes no lo entienden. Creen que pueden seguir haciendo todo lo que les dé la gana sin escuchar a la gente, por eso esto va a terminar muy mal.

En su libro la mujer del detective  Jaritos toma las riendas cuando la familia se queda sin sueldo, ¿son ellas, las madres de familia, las que a la hora de la verdad sacan las castañas del fuego?

La mujer griega es muy parecida a la española en esto. Las amas de casa tienen la capacidad de unir a la familia y eso en el sur de Europa es el primer paso para mantener un país unido.

¿Y si resulta que al final van a tener que ser los de su generación los que nos saquen de la crisis?

Conozco una manera de acabar con la crisis. Escribo una novela en la que la asesina es la crisis y entonces mi detective Jaritos la mata. Es la manera más rápida que conozco.

Ha firmado usted un manifiesto en su país junto a políticos e intelectuales a favor de un espacio de centro, ¿se metería en política?

Es que en Grecia es la manera de salvarnos, crear un espacio de centro que no existe. Tenemos la derecha y la izquierda, y con eso sólo lograremos que sigan luchando unos contra otros. Firmé para crear un movimiento cívico no para crear un partido político.  Porque este país se va al garete por dos ilusiones: una, la de la derecha que cree que ganará, y otra, la de la izquierda, que también lo cree. Y eso no ha sucedido.

Los jóvenes,  ¿pacíficos, cobardes, bloqueados..?

No es cobardía. Es que para aprender a luchar tienes que luchar. Y esta generación es lo que tiene que hacer: aprender a luchar.

Si la gente leyera más y viera menos la tele, ¿cree que estaríamos tan mal?

Es un grave problema, pero no es sólo eso. Las redes sociales también, se leen tantas tonterías... Si lees sólo Facebook y Twitter te haces una opinión distorsionada. Es todo lo que digo. La confusión es muy negativa.

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