En 2006, en Euskadi se tramitaron 1.746 nuevas licencias, un 56% más que en 2004, y a 1 de enero de este año ya había 18.118 federdos. Este incremento es constante en las últimas dos décadas, en las que el número de licencias se ha multiplicado por nueve.
El País Vasco cuenta con 11 campos profesionales de golf, de los que cuatro están en Vizcaya: Laukariz, Artxanda, Neguri y el campo público de Meaztegi, en La Arboleda. La reciente inauguración de éste y la creación de un nuevo campo de 18 hoyos en Artxanda ha contribuido sensiblemente al incremento de jugadores.
«Éste ya no es un deporte de jubilados ricos», comenta Iker Pérez, un joven getxotarra de 26 años, recién iniciado en estas lides. Precisamente, son los jóvenes los que cada vez se introducen más en un deporte antes considerado de personas mayores, y ya no es nada extraño encontrarse grupos de niños «echando unas bolas» en las canchas de prácticas de los clubes vascos. «Los padres les apuntan a clases porque quieren que algún día vayan a jugar con ellos y disfrutar de este deporte en familia», explica uno de los profesores del club de golf de Artxanda.
También se está poniendo de moda entre los vascos el Pitch and Putt, una modalidad en la que los hoyos son más cortos, más barata y para la que no es necesario estar federado, al contrario que en los grandes campos profesionales.
Más trabajo para los profesores
Igor Izulain: Maestro de golf en Artxanda, 35 años.
«Puedes volverte un yonqui del golf»
Ha crecido mucho la afición al golf. Usted, como profesor, lo habrá notado, ¿no?
Sí que he notado un gran incremento en el número de nuevos jugadores, cada vez tengo más clases.
¿Es bueno para este deporte la masificación?
Según lo mires; para mí es bueno porque me repercute en el trabajo, pero los aficionados se encuentran con los campos llenos.
¿Es difícil jugar?
Es un deporte en el que cuesta aprender, y encima, cuando aprendes, te da muchas curas de humildad, ya que no siempre te sale como esperas. Es un ejercicio de superación constante.
Dicen que engancha... Absolutamente.
Llegas al campo y te olvidas de todo lo demás durante unas horas. Sólo piensas en meter la pelotita en el hoyo en el menor número de golpes. Engancha tanto que hay quien se convierte en yonqui del golf.
¿Y usted?
Lo reconozco: yo también lo soy.
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