Al parecer, la mujer se atrincheraba en su casa, «vistosa desde fuera pero descuidada por dentro», con las cortinas echadas y sin bombillas. A las niñas –Viktoria, Katharina y Elisabeth–, que tenían entonces 6, 10 y 13 años, las prohibía ir al colegio. Ante las autoridades, la madre aseguraba que ella misma enseñaba a sus hijas en casa y fomentó el odio de las pequeñas hacia el padre.
Un idioma propio
Así cuando el padre desesperado quería verlas, ella afirmaba que estaban enfermas o que las había llevado a casa de la abuela. Mientras tanto, las tres se ahogaban en inmundicias y apenas veían la luz, no tenían más contactos sociales que con la madre enferma y jugaban con los ratones que abundaban en la casa y a los que daban apodos.
Las niñas llegaron a desarrollar un idioma propio, difícil de comprender para ajenos, según comunicó al periódico la terapeuta que las trata ahora, Waltraud Kubelka, quien confirmó que la mayor de ellas padece de «invalidez psíquico-social» incurable.
La madre se halla en prisión preventiva, en una unidad especial.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios