La dirección de Caja Madrid durante la presidencia de Miguel Blesa mantenía un control específico sobre empleados "referenciados", aquellos que habían entrado a trabajar en la entidad gracias a contactos o recomendaciones. Así se desprende al menos de un correo enviado a Blesa el 27 de julio de 2009 por el entonces director financiero de la entidad, Ildefonso Sánchez Barcoj, y al que ha tenido acceso 20 minutos.

El correo, titulado con el asunto "Acta y suspensión de empleo", aborda el tema de la sanción al empleado J. I. Merino, empleado de la oficina de Meco (Madrid), debido a que dispuso del dinero de su padre de forma irregular, "simulando la apertura de una cuenta de plazo cuando el uso del dinero ha sido para asuntos propios", tal como explica el entonces director de Recursos Humanos, Federico Navarro, a Sánchez Barcoj, que es quien reenvía el email a Blesa "por si acaso".

Las precauciones provienen del hecho que J. I. Merino es hijo de Juan Ignacio Merino de Mesa, entonces alcalde del PP en la localidad madrileña de Valdeolmos-Alalpardo, y actual director del Área de Formación para el Empleo de la Comunidad de Madrid. El jefe de Recursos Humanos de Caja Madrid incide en la vinculación política de este empleado, "si bien nosotros no le tenemos controlado como referenciado. Pero por si acaso", apostilla. Es decir, que si bien éste empleado concreto no estaba incluido en la lista de "referenciados", sí que había un listado con esos cargos a los que hacer un especial seguimiento.

La correspondencia electrónica del expresidente de Caja Madrid evidencia en numerosos otros casos que los contactos personales podían ser una clave para entrar y prosperar en la entidad financiera madrileña y su ámbito de influencia. Si bien desde Bankia han preferido no manifestarse sobre este respecto, fuentes sindicales de dentro de la entidad han constatado la existencia constante de "enchufes" en la caja.

"En las reuniones de los distintos comités de trabajadores era frecuente que se hablara de que se metía a gente de fuera, algunos cercanos al PP, a las distintas policías municipales o a los ayuntamientos", señalan estas mismas fuentes, que han optado por mantenerse en el anonimato.

En otro de los correos —de junio de 2009— a los que ha tenido acceso este diario, Sánchez Barcoj hace llegar a Blesa la petición de un favor por parte de Guillermo Marcos, por entonces consejero independiente de Caja Madrid. En concreto, Marcos expone el caso de su ahijada, que "es azafata de Iberia y que está muy preocupada porque se teme que en su flota que la de airbus 320 se produzcan inminentes reducciones de plantilla. Por si podemos hacer algo", explica Sánchez Barcoj.

Unos meses después la aerolínea de bandera española, controlada mayoritariamente entonces por Caja Madrid, anunciaba su intención de congelar salarios, llevar a cabo prejubilaciones anticipadas y la puesta en marcha de un nuevo Plan Director para hacer frente a la caída de ingresos.

Mención aparte merecen los correos enviados para promocionar a la secretaria personal de Miguel Blesa, A. R., a la que el presidente quería "destopar" para que pudiera seguir ascendiendo profesionalmente. En una correspondencia entre el jefe de Recursos Humanos y el director financiero fechada el 25 de noviembre de 2009, se constata el hecho de que A. R. no podía aspirar a un puesto de mayor categoría —y sueldo— según el Sistema de Promoción y Desarrollo Profesional (PDP) implantado en Caja Madrid.

La secretaria pertenecía a la categoría VI, y su aspiración era pasar a la V, si bien para ello era "requisito indispensable" realizar funciones directivas, por lo que "conforme a nuestros sistema no sería posible adquirir por parte de A. R. dicho nivel V", explica Federico Navarro a Sánchez Barcoj.

Sin embargo, el propio responsable de RR HH propone una vía para saltarse esta limitación. "Buscando una posible designación a funciones directivas a corto/medio plazo, en numerosos casos se diseña un entrenamiento práctico/formativo en el que la persona adquiere conocimientos críticos de banca de particulares para realizar funciones de subdirección de oficina en un plazo aproximado de unos 18 meses. Si el resultado de este proceso es satisfactorio se procede a realizar el correspondiente nombramiento, lo que conllevaría ese destope", concluye Navarro.

Son varios los casos en que amigos y conocidos llaman a la puerta de Miguel Blesa para pedir un favor. Es el caso, por ejemplo, de Rafael Puyol, antiguo rector de la Universidad Complutense de Madrid entre 1995 y 2003, quien en un correo de octubre de 2009 pide "otra última oportunidad" para su hijo Gonzalo, licenciado en Derecho, y de quien Caja Madrid ha decidido prescindir después de haberle contratado a través de una ETT.

Puyol, que ante todo agradece a Blesa y la institución "la buena disposición" tenida con su hijo, le pide no obstante que considere la opción de destinarle "otro ámbito de la Caja en el que pudiera desarrollar mejor sus capacidades". Según su currículum público, Gonzalo Puyol desempeñó en Caja Madrid dos puestos: Uno entre junio y diciembre de 2008 como técnico de prevención de blanqueo, y otro de enero a octubre de 2009 en el área de asesoría jurídica procesal, civil y mercantil. Pese a la "buena disposición" de la entidad, "la recomendación de Recursos Humanos sería no contar más con él para futuras colaboraciones", concluye el correo, por lo que la relación laboral acabó días después.