La Caja Madrid de Blesa despidió a varios empleados por especular con participaciones preferentes

  • En marzo de 2004, la entidad abrió expedientes a seis trabajadores por "operativa irregular en el mercado interno para bonos y preferentes".
  • Los despedidos compraban estos productos financieros a un precio más bajo, y se los revendían a clientes de la caja con un sobrecoste añadido.
  • El sindicato UGT, que representaba a dos trabajadores, negaba cualquier irregularidad, y apuntaba a un fallo del sistema informático.
  • '20minutos' ha tenido acceso a centenares de correos de la Caja Madrid presidida por Miguel Blesa.
Varias personas de un colectivo de afectados por desahucios conversan durante su encierro en una sucursal de Bankia en la calle Alcalá de Madrid.
Varias personas de un colectivo de afectados por desahucios conversan durante su encierro en una sucursal de Bankia en la calle Alcalá de Madrid.
EFE
Varias personas de un colectivo de afectados por desahucios conversan durante su encierro en una sucursal de Bankia en la calle Alcalá de Madrid.

Caja Madrid despidió al menos a seis de sus empleados en marzo de 2004 (durante la presidencia de Miguel Blesa) después de que la entidad detectara una "operativa irregular en el mercado interno para bonos y preferentes". Al menos así consta en un correo electrónico enviado por la exdirectora de Estudios y Obra Social de la caja, Carmen Contreras, al entonces presidente, y al que ha tenido acceso 20minutos. La comercialización de este producto ha ocasionado la apertura de más de 8.000 demandas judiciales y la solicitud de un arbitraje por parte de más de 183.000 personas.

El email, remitido a Blesa el 27 de abril de 2004, lleva por asunto "Operativa irregular y despidos disciplinarios". En la correspondencia, Contreras explica a su presidente que la entidad detectó un uso indebido del mercado interno "previsto para dar liquidez a títulos nuestros (bonos subordinados y preferentes)", y que sería el comité de control de la caja el que decidiría finalmente sobre las propuestas de despido.

¿Por qué se tenía que interesar Blesa por un asunto así? Porque el asunto podía llegar al consejo de administración de la entidad. "Dos de los afectados son, al parecer, afiliados de UGT, sindicato que ha expresado su disconformidad con el tratamiento realizado de este tema", tal como explica Contreras, que indica además que uno de los miembros del sindicato en el consejo y en el comité de control (Rafael Torres) se había interesado por aquellos hechos para que se comentaran en esta última instancia. "[Torres] se hace eco de los argumentos de UGT, en el sentido de que no se trata de una operativa irregular de los empleados, sino de un fallo del sistema", concluye.

Correo de Blesa sobre despido a empleados.

Un perjuicio para los clientes de 158.000 euros

En este mismo correo, Contreras remite a Miguel Blesa un documento de una página donde se explica la "operativa irregular" cometida por los seis empleados despedidos (un director, una subdirectora y cuatro comerciales, repartidos en cuatro oficinas distintas). Básicamente, y según la entidad, usaron para su beneficio propio "la aplicación que da soporte al mercado interno para la compraventa de participaciones preferentes y bonos subordinados".

Dicha aplicación permitía formalizar las operaciones tanto a lo largo del día (si el comprador y el vendedor lo acordaban) como al final del día, casando las operaciones automáticamente. Además, registraba, por un lado, las órdenes de compra de los clientes, "que establecen el precio al que desean comprar". Por otra parte, registraba las órdenes de venta, que podían, o bien fijar un límite de cambio, o bien optar simplemente "al mejor precio". Y es precisamente esta última opción a través de la cual los empleados despedidos descubrieron la opción de especular.

Según la versión de Caja Madrid, los trabajadores expedientados se interponían entre vendedores y compradores para obtener una ganancia: Una vez que sabían que había una orden de compra por un número determinado de títulos "al mejor precio", llevaban a cabo una compra posterior al precio mínimo que permitía el sistema "y por supuesto inferior al que tienen fijado las órdenes de compra pendientes ya incluidas en la aplicación. Uno o varios días después proceden a vender dichos títulos a un cliente (...) a un precio superior al que había pagado él", explica la entidad.

Con esta estrategia, cuando existe una orden de compra de otro cliente por un precio superior, "ésta no se ejecuta y el cliente vendedor se ha visto perjudicado por la diferencia entre lo que el potencial comprador estaba dispuesto a pagar por sus títulos y el mínimo que ha pagado realmente el empleado que actúa de esta manera", añadían desde Caja Madrid, que estimaban un "perjuicio" de 158.000 euros para los clientes en apenas cuatro meses.

"Existen deficiencias del sistema"

Muy distinta es la versión dada desde la sección sindical de la Unión General de Trabajadores en la caja madrileña, en una carta de respuesta al departamento de Relaciones Laborales, y ante la apertura de un expediente de despido a uno de los seis empleados. En un escrito de dos páginas, los representantes de los trabajadores alegan que éstos, al especular con las preferentes, no incumplieron ninguna normativa interna, ya que la compraventa de estos productos estaba abierta también a los empleados.

"Queremos destacar que en varias ocasiones se consultó la operativa con el Departamento de Valores sin recibir instrucciones en contra", recalcan desde UGT para exculpar a su afiliado, al tiempo que inciden en que, "desde su lanzamiento", tanto las preferentes como las subordinadas llevaban creando múltiples problemas en su comercialización y definición como producto. "Estamos seguros de que estos factores, junto a la creación de un Mercado Interno, sin duda han tenido su influencia en lo que nos ocupa", concluyen.

Junto a los problemas de regulación interna y diseño del producto, el sindicato apunta a varias "deficiencias del sistema" y en la propia aplicación informática, que de haber estado correctamente implementadas "no habría sido necesario iniciar expediente alguno". Además, y en contra del criterio de Caja Madrid, argumentan que los datos de compraventa de los que se valieron los empleados no eran confidenciales ni secretos.

Toda esa información, alegan, estaba al alcance de todos los empleados y en ningún momento se dieron instrucciones especiales para los empleados al respecto. Otros trabajadores de la entidad que tenían acceso a esta información, como los del Departamento de Valores, sí que estaban "comprometidos por escrito a no operar en dichos mercados, extremo que no se ha pedido a la plantilla respecto a estos productos", señalan, por lo que en justicia no se podía "penalizar o considerar como negativa la especulación con los mismos".

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