Jake Gyllenhaal y Anne Hathaway: "¿Desnudos? No, gracias"

¿Has visto ya nuestra noticia sobre el topless de Anne Hathaway en Amor y otras drogas? ¿Sí? Da igual: repásala y deléitate con esos planos de la futura presentadora de los Oscar en traje de Eva (o, según gustos, de Jake Gyllenhaal en traje de Adán), porque son imágenes que tenemos pocas posibilidades de disfrutar en pantalla grande. El actor y la actriz han conseguido de la productora Fox el derecho a decidir sobre el montaje en sus escenas de desnudos, algo muy poco frecuente en Hollywood.

Poco frecuente, decimos, porque la libertad de decidir qué porciones de su anatomía serán captadas por la cámara (y cuántas, en suma, llegarán a las copias proyectadas en cine) es privilegio de muy pocas estrellas, y todas, dicen por ahí, de la talla de esa señora cuyo nombre empieza por "A" y está casada con Brad Pitt. Y esto, ¿por qué? Pues porque si un actor o actriz de segunda fila se pone tiquismiquis, los productores siempre tienen la opción de despedirle y contratar a otro (u otra).

"Los productores exigen mucha manga ancha a sus protagonistas cuando se trata de sacarles desnudos", explica el abogado de Los Ángeles Andrew H. Raines, cuyo bufete (Raines Feldman) está especializado en el show business. "Todo depende de cuánto poder tenga cada uno en la industria, pero aún así muy pocos pueden negociar sobre asuntos como el uso de dobles de cuerpo". Eso, o hacer como Elsa Pataky en DiDi Hollywood y optar por el uso de cinta aislante...