Cerca de 40 'afters' funcionan en Madrid pese a las denuncias por molestias a los vecinos

  • Los vecinos protestan por los ruidos y reyertas que ocasionan. La Policía también ha detectado allí venta de drogas, exceso de aforo y suciedad en su entorno.
  • Algunos de estos bares acumulan más de un centenar de denuncias. Se concentran en las zonas de Malasaña, Huertas, Chueca, San Bernardo y Moncloa.
  • Los dueños burlan los controles policiales y las sanciones cambiando habitualmente de sede.
  • El Ayuntamiento asegura que no puede hacer nada, solo esperar a que la acumulación de multas provoque la clausura de estos establecimientos.
Un grupo de jóvenes divirtiéndose en una discoteca.
Un grupo de jóvenes divirtiéndose en una discoteca.
GTRES
Un grupo de jóvenes divirtiéndose en una discoteca.

Seguir de fiesta a la nueve de la mañana durante cualquier día de la semana es una tarea relativamente sencilla en Madrid, donde cerca de 40 afters campan a sus anchas actuando con total impunidad pese a las múltiples molestias de ruido e inseguridad que ocasionan a los vecinos.

Estas discotecas matinales están en el punto de mira de la Policía desde hace años (algunos acumulan más de un centenar de denuncias), pero sus dueños aprovechan los vacíos legales de la normativa y la utilización de sociedades pantalla para cambiar de sede habitualmente y eludir así multas e inspecciones.

En la capital, según fuentes policiales, hay ahora mismo al menos 40 discotecas matinales, pero no todas están abiertas ni operan al mismo tiempo. Empresarios del ocio nocturno creen que la cifra de locales operativos no superará la veintena. De todos ellos, al menos 13 estarían en el centro y la mayoría, además, pertenecerían a los mismos dueños, a los que se relaciona con la mafia de porteros búlgaros que operan en la noche madrileña.

"No son solo los ruidos y las vibraciones insoportables que no te dejan descansar. Son las peleas, los orines de los borrachos y hasta el comportamiento intimidatorio, con amenazas incluidas, de los porteros", explica uno de los vecinos sufridores de la calle Magdalena (Centro), donde se aloja uno de estos afters.

Distintas asociaciones vecinales están estudiando crear una plataforma de afectados, y el pasado 28 de marzo se manifestaron frente al Ayuntamiento de Madrid para exigir la clausura cautelar y urgente de estos sitios. "El Gobierno local no tiene ningún interés en acabar con los afters, y no sabemos por qué", manifiesta el portavoz de esta plataforma.

Ruidos, venta de drogas, excesos de aforo...

Sus incumplimientos van mucho más allá del ruido. La mayoría permiten fumar (algunos hasta se publicitan como clubs de fumadores), lo que vulnera la Ley Antitabaco, y en su interior se suele traficar con droga, lo que ocasiona reyertas y trifulcas a plena luz del día.

También incumplen las mínimas medidas de aforo y seguridad que se exigen a otros locales de ocio nocturno y apenas hay control de menores en la entrada. Pese a todo, no ocultan su actividad, y se publicitan actividad con vistosos carteles y flyers en los que se puede leer eslóganes como "Sonido Brutal" o "Use protección de para los oídos". En otros, como el de calle Montserrat, incluso se programó una "segunda hora" en la que abrían desde las 12.00 hasta las 18.00 horas.

En la calle de Jesús del Valle, en Malasaña, otro establecimiento tiene de los nervios a varias asociaciones de vecinos: "No nos dejan descansar y la música se escucha por todo el edificio, aunque digan que han insonorizado", explica una residente del mismo inmueble en el que se encuetra el negocio.

Aún así, controlarlos resulta muy complicado. Muchos cierran de la noche a la mañana y sin avisar para eludir una multa o ante la perspectiva de una inspección policial. También suelen cambiar de nombre con asiduidad y utilizan maniobras societarias para desviar el pago de las multas y volver a abrir tiempo después a nombre de otra empresa. El de la calle Magdalena, por ejemplo, acumula ocho expedientes abiertos y cientos de denuncias efectuadas por los vecinos a la Policía.

Chueca es uno de los barrios donde se encuentran más locales de este tipo, "aunque se van moviendo de zona en zona. Tan pronto les ves por Malasaña como en Fernando VI", explican desde la asociación de vecinos del barrio: "A los propietarios les conocemos, pero normalmente lo que hacen es pasar la gestión a otra persona por cuatro duros. También hemos observado cómo tienen una serie de esbirros del este de Europa a sus órdenes, a los que colocan por toda la calle para intimiadar a los que no pagan y avisar de la llegada de la Policía", aseguran.

Mafia de porteros búlgaros

A los propietarios de estos locales se les vincula con la mafia de porteros búlgaros que desde hace años han protagonizado varios altercados violentos en la ciudad. Esta red coloca a sus gorilas en la puerta de las discotecas, controlando así el acceso y el tráfico de drogas en su interior. "Uno de los dueños también es búlgaro. Yo mismo he visto a los porteros golpear a personas en plena calle, a la vista de todo el mundo", comenta otro vecino.

No existe una licencia específica para abrir un after en Madrid. En teoría es una actividad prohibida, ya que ningún bar cuenta permiso para poner música antes de las 9.00 horas y las discotecas de la ciudad solo pueden abrir hasta las 5.30 de la mañana, pero estos establecimientos poseen licencias antiguas de cafeterías de las décadas de los 70 y 80, lo que les permite tener permiso para la apertura a partir de las 6.00 horas y con utilización de hilo musical.

El Consistorio, por su parte, dice "comprender" las quejas de los vecinos, pero a su vez afirma que la única solición consiste en esperar a que se desarrollen los procedimientos por las infracciones cometidas, que en algunos casos se puede prolongar por más de un año.

Además, el Gobierno local asegura que no puede cerrar estos centros por su cuenta y de forma preventiva después de que la Justicia "tirara" este tipo de medidas. "Actuar así sería prevaricar", declaró Enrique Núñez, delegado del área de Seguridad y Emergencias, durante la última comisión del ramo, donde se le preguntó por el asunto de los afters.

"El Consistorio dispone de herramientas de sobra para proceder al cierre de estos locales. La licencia que tienen es la de bar de toda la vida con ambientación musical, lo que ocurre es que no hay interés en cerrarlos", asegura Vicente Pizcueta, portavoz de Noche Madrid: "Lo que no puede ser es que haya empresarios de restauración a los que se les multa por sutilezas como dónde tienen conectada una televisión, mientras que estos sitios, algunos de los cuales acumulan más de 120 sanciones en un año, con 18 o 20 visitas a la Policía, sigan operando con total impunidad. Además, dan una imagen pésima del sector", apostilla.

La ley permite el cierre, pero no siempre

La Ley de Espectáculos de la Comunidad de Madrid establece que "podrá acordarse el cierre definitivo de un local cuando se incurra de forma reiterada en infracciones muy graves". La norma también da permiso para cierres temporales de entre seis meses y dos años por sanciones graves o muy graves, como permitir o tolerar el tráfico de drogas, servir alcohol a menores, superar el aforo permitido o no contar con insonorización.

La misma ley también establece sanciones económicas o retiradas de licencias, si bien todas estas multas tendrán que aplicarse de manera alternativa "salvo en aquellas infracciones que impliquen grave alteración de la seguridad y de la salud pública", tal y como dicta la norma. Es decir, el Ayuntamiento no puede establecer el cierre del local siempre que se incurra en una infracción.

Las asociaciones vecinales ACIBU, La Corrala, Las Cavas y Costanillas y el Barrio de Las Letras recuerdan, ademas, que en su distrito hay cientos de bares de copas ilegales ya que carecen de las licencias necesarias. En el barrio de Universidad, por ejemplo, hay un bar cada 50 habitantes. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) ha denunciado la extrema permisividad del Ayuntamiento ante la apertura de bares de copas, lo cual vulnera las medidas contempladas en la declaración del distrito como Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE).

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