Ciudadanos sirios se concentraron este martes frente al Palacio de la Asamblea de Melilla para solicitar el traslado inmediato a la Península de los centenares de compatriotas que, como ellos se hacinan en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).

El CETI se encuentra desbordado al menos desde el año 2012 y acoge hoy a unos 1.700 internos, cuando su capacidad real apenas llega a 480. La mayoría de sus internos, unos 1.000, son sirios que cruzan África huyendo de la guerra en su país.

El goteo de personas en la frontera se sucede a un ritmo de entre 25 y 30 diarias, según fuentes policiales citadas por la agencia EFE. Sin embargo, no todas las familias llegan completas, ya que la gendarmería marroquí ha cerrado el paso ocasionalmente ante la llegada de grupos numerosos, como ocurrió los días 9, 12 o 14 de septiembre.

El gobierno inauguró el pasado 17 de marzo una oficina de asilo en la frontera, pero esto no ha arreglado la situación: la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) asegura que ya se han presentado más de 3.900 solicitudes de ayuda en todo el territorio y que la demora en la tramitación alcanza los 4 meses.

Este problema, sin embargo, no es nuevo. Los primeros expatriados sirios llegaron a Melilla en 2012. Ya entonces, su permanencia en el enclave español -que no está integrado en el espacio de libre circulación europeo Schengen y, por tanto, obliga a sacarse un salvoconducto oficial para viajar la Península- se prolongaba durante meses.

La comunidad de solicitantes de asilo exige ahora, con el apoyo de CEAR y de Save de Children, una agilización de los trámites para que las familias puedan continuar su viaje hacia Centroeuropa. Actualmente, el ritmo de los traslados hacia los puertos andaluces es de entre 150 y 200 personas a la semana.

Jon Iñarritu, diputado en el Congreso por Amaiur, visitó Melilla la semana para conocer de primera mano la situación, tras lo que acusó al Gobierno de actuar en connivencia con Marruecos y de intentar frenar la llegada de refugiados mediante el endurecimiento de los controles.

El delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, rechazó este martes la acusación y habló de ambiente de "magnífica colaboración" con el país vecino. A pesar de ello, admitió que "a nadie se le escapa" que la saturación del CETI es un problema.