La batalla del 26-J, entre el miedo a la abstención y el reto de un mejor puesto para pactar

  • Albert Rivera y Mariano Rajoy reprochan a Sánchez que ya hable de vetos al PP tras las próximas elecciones.
  • Tras la disolución de las Cortes, el rey firmará este martes el decreto de convocatoria de los comicios del 26 de junio.
  • Calendario para las elecciones generales del 26-J.
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, saluda a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, a su llegada al acto de imposición de Medallas y Condecoraciones de la Orden del Dos de Mayo, con motivo del Día de la Comunidad de Madrid.
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, saluda a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, a su llegada al acto de imposición de Medallas y Condecoraciones de la Orden del Dos de Mayo, con motivo del Día de la Comunidad de Madrid.
EFE
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, saluda a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, a su llegada al acto de imposición de Medallas y Condecoraciones de la Orden del Dos de Mayo, con motivo del Día de la Comunidad de Madrid.

Muerta ya la legislatura, y a la espera de que el rey firme este martes el decreto de convocatoria de las elecciones del 26 de junio, los partidos engrasan su maquinaria electoral para afrontar la nueva cita con las urnas. El reto es doble: luchar contra el hartazgo ciudadano y la temida abstención y vencer la aritmética endiablada que resultó del 20 de diciembre para conseguir, esta vez sí, una posición fuerte desde la que poder pactar. Y todo tratanto de salir airosos del juego de culpas en el que cada uno trata de atribuir al otro la responsabilidad de no haber sido capaz de formar gobierno.

Pese a los aires de cambio y lo que se vino a llamar "el voto de la ilusión", la participación en los comicios del 20-D no fue la esperada. Votaron el 73,2% de electores, cuatro puntos más que en las generales de 2011, pero por debajo de la media de voto en la democracia. De cara al 26-J, el hastío y el cansancio de los electores, así como las pocas perspectivas de cambios relevantes que reflejan las encuestas, amenazan con disparar la abstención. Una circunstancia que algunos, como el PP, tratan de aprovechar, sabedores de que juega a su favor, según los sondeos, mientras que los demás intentan diseñar una estrategia que les permita activar a la ciudadanía y mejorar sus posiciones.

El PP y el "optimismo realista"

El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, ha pisdao este lunes el acelerador de la precampaña durante los actos del Dos de Mayo. "Lo que ha ocurrido estos cuatro meses no se puede volver a repetir. Los vetos son malos para la democracia. Y nuestro partido ha sido vetado", ha dicho, en referencia al anuncio del líder del PSOE, Pedro Sánchez, de que en ningún caso pactará con el PP. Rajoy, que volverá a ser candidato, encara la nueva cita con las urnas con un "optimismo realista", según sus palabras, y sacando pecho por haberse mantenido desde el 20-D en la misma posición, defendiendo una gran coalición y haciendo valer que el 20-D fue la lista más votada —aunque no consiguió la mayoría suficiente—.  Dice que tiene "ganas" y fuerza", consciente de que, pese a los escándalos sobre corrupción que han rodeado estos cuatro meses (Acuamed, Taula...) a su partido, tiene una base electoral fiel a la que nada parece poder erosionar, y las encuestas no solo vuelven a darle el primer puesto, sino que incluso pronostican cierta mejoría.

impida a la izquierda buscar un acuerdo Poco parece importar que haya sido el PSOE quien haya liderado la iniciativa y llevado la batuta de las negociaciones, hasta el punto de que incluso dentro del PP algunos ya empezaran a poner en duda la estrategia de su líder, basada en la espera y en ver pasar el cadáver de sus rivales políticos. Ahora, en cambio, la mayoría de cargos del PP aplauden su táctica, que incluyó declinar la oferta del rey para intentar formar gobierno, y hablan de él como un "corredor de fondo de la política", aplastando así cualquier amago de debate interno sobre su posible sucesión.

Los 'populares' tienen un claro objetivo, el de lograr un primer puesto más consolidado que impida a la izquierda buscar un acuerdo desde el otro lado del hemiciclo. Aunque sus votantes son los más fieles, necesitan, para obtener una posición lo suficientemente fuerte en el Parlamento, ilusionar a muchos de los que se quedaron en casa en diciembre, pero sobre todo quieren reconquistar a los decepcionados que en diciembre les cambiaron por Ciudadanos.

Pero como es con C's con quien asumen que querrán pactar tras el 26J, en el PP están obligados a hacer un doble juego: por un lado atacarán, a veces sin tregua, al partido de Rivera por haber intentado hacer presidente al socialista Pedro Sánchez, y por otro, seguirán tendiendo la mano a la formación naranja para hablar en cuanto se sepan los resultados. “Lo que ha ocurrido estos cuatro meses no se puede volver a repetir. Los vetos son malos para la democracia. Y nuestro partido ha sido vetado”, ha dicho este martes Rajoy durante los actos del Dos de Mayo, descargando toda la responsabilidad de la repetición electoral en el PSOE.

PSOE se juega la hegemonía de la izquierda

Tras la decepción de no haber podido sacar adelante la investidura de Pedro Sánchez, en Ferraz admiten que el ánimo de las bases "está muy frío", por lo que quieren centrarse en buscar elementos que hagan volver a generar ilusión, según fuentes de la Ejecutiva. El PSOE afronta la carrera electoral con el reto de mantenerse como primera fuerza de la izquierda y evitar el "sorpasso" de Podemos e IU, que negocian una coalición sobre la que consultarán a sus bases. De no lograrlo, además de perder el liderazgo de la izquierda por primera vez, Sánchez vería peligrar su cargo como secretario general del partido.

Los barones socialistas críticos con él han prolongado la tregua que iniciaron cuando el rey, tras el 'no' de Rajoy, lo propuso como candidato. Así, Sánchez repetirá como cartel electoral al no haber nadie dispuesto a competir con él en las primarias exprés. Pero tiene algunos escollos, como la confección de la lista por Madrid, tras la marcha de Meritxell Batet a la de Barcelona en sustitución de Carme Chacón y la renuncia de Irene Lozano, una de sus apuestas personales en la anterior campaña.

A pesar de que no logró articular un acuerdo de gobierno con Ciudadanos y Podemos, Sánchez ha anticipado que su reto a partir del 26 de junio será, de nuevo, intentar convencer a estas dos formaciones de que el cambio pasa por una entente a tres bandas, porque el líder del PSOE ha garantizado que no pactará con el PP. Y, aunque la derecha tendría la mayoría absoluta más cerca, seguiría sin conseguirla, según las encuestas, por lo que los pactos a varias bandas que ahora han fracasado seguirían siendo necesarios. Para ello, Sánchez ya ha anunciado que llevará a cabo una "campaña transversal" en la que tenderá la mano "a izquierda y a derecha", muy centrada en poner en valor su esfuerzo para formar Gobierno, incluido su pacto con C's, del que defnderá su vigencia pese a haber quedado oficialmente roto al no conseguir su objetivo.

Podemos luchará por el 'sorpasso'

Podemos, que siempre dijo que no tenía miedo a enfrentarse de nuevo a las urnas, plantea estos comicios como una "segunda vuelta" en la que los ciudadanos serán los encargados de "desempatar" y de arreglar lo que los partidos no han sido capaces de solucionar. Sin embargo, como todos los demás, también tendrá que enfrentarse a la desilusión ciudadana. Como antídoto y revulsivo a la temida abstención, la formación morada apuesta por una coalición nacional con IU, de la que antes del 20-D renegaba.

Solo así, sumando fuerzas, será posible el ansiado sorpasso al PSOE, tal y como vaticinan los últimos sondeos. Si lo logran, estarán en mejor posición para conseguir un gobierno de coalición entre fuerzas de izquierda, e incluso podrían reclamar presidirlo, aunque Pablo Iglesias ya ha dicho que su intención es ser "generosos" con los socialistas. Esta alianza, no obstante, aún tiene importantes obstáculos que solventar, como son la elaboración de las listas, el reparto económico (IU tiene una deuda millonaria) o el nombre que tendría.

Podemos, además, acude a las urnas desde otra posición. El 20 -D pasado tenía muchos reproches para los 'partidos tradicionales", pero ahora también va a ser juzgado por su actuación durante estos cuatro meses en los que, como el resto, tampoco ha sido capaz de llegar acuerdos para formar gobierno. También llega a los comicios después de la que ha sido su más importante crisis interna y el distanciamiento de las posiciones entre Iglesias y el número dos, Íñigo Errejón, el gran defensor de que Podemos debe mantener su "transversalidad" y no hipotecar su futuro únicamente al voto de izquierdas. En ese contexto, el objetivo del partido de Iglesias es ampliar acuerdos con toda una serie de fuerzas a la izquierda del PSOE, no solo con IU.

Ciudadanos, entre Sánchez y Rajoy

Roto ya su pacto con los socialistas, el presidente de la formación naranja, Albert Rivera, no ha parado de repetir estos días que el próximo Ejecutivo "pasa sí o sí por pactar". No solo no se arrepienten de haber pactado con el PSOE, sino que que lo ponen en valor y será uno de sus argumentos electorales para que los españoles tengan claro quienes son los partidos con voluntad de diálogo y de negociación. "Acuerdo, cambios y regeneración", ha defendido este lunes Rivera de cara al 26-J, una opción que deja fuera a Rajoy, a cuya continuidad al frente del Gobierno se opone.

No obstante, Rivera se ha desmarcado de la decisión de Sánchez de no pactar, en ningún caso, con el PP. "De nada sirve enrocarse en posiciones absolutas o maximalistas (...) si no hay acuerdo no hay cambio", ha dicho este lunes Rivera durante los actos de celebración del Dos de Mayo, día de la Comunidad de Madrid. "Si empezamos poniéndonos todos los vetos el quién sí y el quién no... No lo veo así. Estoy convencido de que España necesita acuerdo, cambios y regeneración", ha destacado, al tiempo que ha evitado contestar si su formación facilitará un ejecutivo de Rajoy, a cuya continuidad al frente del Gobierno se opone por considerarlo incompatible con la regeneración. Sin ella "no habrá estabilidad política", ha advertido.

Aunque mantendrá sus listas y programa, C's revisará algunos aspectos en los que tienen que mejorar y que han quedado reflejados en un informe del director de campaña y "número dos" de C's, José Manuel Villegas, que entre otras cosas admite el excesivo personalismo de la campaña anterior en torno a Rivera o que algunos candidatos no estuvieron a la altura.

El rey, por su parte, firmará este martes en el Palacio de la Zarzuela el decreto de convocatoria de las elecciones del 26 de junio, que se publicará posteriormente en el Boletín Oficial del Estado(BOE) para que empiecen a correr legalmente los diversos plazos ante los nuevos comicios. De la aritmética que resulte de los resultados de todos estos partidos dependerá el próximo gobierno, aunque no se puede olvidar a los partidos nacionalistas, como el PNV o CDC, que pueden acabar determinando la balanza.

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