Era hora de dar respuestas y asumir responsabilidades. Los londinenses y en especial las familias de las 79 personas que fallecieron por la violencia y la rapidez con la que las llamas devoraron sin piedad y sin dar tregua la Grenfell Tower, que acogía a unas 500 viviendas, seguían preguntándose una semana más tarde qué fue lo que sucedió, qué falló y qué pudo evitarse.
Después de las quejas vecinales, de las protestas y de que saliera a relucir que para el revestimiento del edificio de protección oficial se utilizó un material prohibido e inflamable en Europa (polietileno), el Gobierno debía rendir cuentas a sus ciudadanos. Y la premier Theresa May ha decidido que esas explicaciones debían llegar este miércoles en la Cámara de los Comunes.
"Dejadme que sea absolutamente clara. El apoyo a las familias en las primeras horas no fue suficiente", dijo la primera ministra británica. "La gente se quedó sin pertenencias, sin techo sobre sus cabezas, sin ni siquiera información básica sobre lo que había sucedido, lo que debían hacer y dónde debían ir a buscar ayuda".
El incendio fue, en palabras de May, "un fracaso del gobierno local y nacional, cuando la gente más lo necesitaba". "Como primera ministra pido disculpas por este fracaso".
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