"Los remordimientos me acompañarán siempre", ha dicho Spitzer en su comparecencia ante la prensa en Nueva York, en donde también dijo que no le quedaba más remedio que "aplicarse a sí mismo" los mismos criterios "de rectitud" y de "asunción de responsabilidad" que siempre pidió a los demás en su carrera política.
Spitzer, de 48 años, casado desde hace 21 años y padre de tres hijas, se hizo famoso por su trabajo como fiscal general del Estado, cargo desde el que prometió llevar a cabo "una reforma ética" y combatir la la prostitución.
Considerado la imagen de la rectitud moral y de los valores familiares, ha visto como en horas su carrera política caía en picado y su nombre se unía a la lista de los políticos estadounidenses forzados a dimitir por haberse visto involucrados en líos sexuales.
"Un cliente habitual"
El diario The New York Times fue el que reveló, el pasado lunes, que Spitzer había sido identificado en una grabación de una investigación federal haciendo los arreglos para encontrarse con una prostituta que cobra 1.000 dólares la hora en un hotel de Washington el mes pasado.
Según los investigadores citados por la prensa estadounidense, el gobernador "era un cliente habitual que llegó a gastar 51.600 euros a lo largo de varios años en el pago de servicios de prostitución de lujo".
La cadena de televisión ABC ha entrevistado a una de las prostitutas, "Sienna", de 22 años, que dijo haberse acostado con Spitzer hace dos años, cuando todavía era fiscal general del estado. "Daba buenas propinas y no hacía nada que fuera sucio", afirmó.
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