El ingeniero jubilado austríaco Josef Fritzl, tristemente famoso desde el domingo pasado por el encierro y la violación de su propia hija durante casi un cuarto de siglo, había estado en prisión por haber cometido abusos sexuales a finales de los años 60, según publica The Times.
"Si claro, eso sí lo sabíamos todos, le encantaba ir de vacaciones a Tailandia... usted ya sabe a que me refiero", señaló otra vecina, en referencia al posible abuso sexual de menores en ese país asiático.
Esta imagen reabre el debate sobre si la esposa del jubilado era consciente o no de lo que ocurría, dado que se ignora quién se encargó de la joven y sus hijos durante las vacaciones del ingeniero.
Un Don Juan autoritario
Tal y como recuerdan numerosos vecinos y conocidos de Fritzl, éste siempre trataba de estar bronceado, coqueteaba con las mujeres y llamaba la atención por el exagerado cuidado de su jardín, donde se descubrió el calabozo subterráneo, en el que su hija Elisabeth tuvo que malvivir durante 24 años.
Según los relatos de varios vecinos, Fritzl gobernaba "como un teniente general" en su casa y era muy celoso de su privacidad, lo que explicaría porqué nadie de su familia se dio cuenta que mantenía encerrada a su hija en un zulo tres metros debajo del jardín.
Mientras tanto, Gerda S., una ex compañera de trabajo de Fritzl, relata en un diario austriaco que siempre iba bien vestido, "parecía un diplomático" y que le encantaba coquetear con las mujeres: "Era una tipo muy apuesto. Todas las mujeres en la empresa estaban detrás de él", asegura Gerda.
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