Un solo perdigón por cada pechuga de carne procedente de caza menor la contamina por encima de los niveles máximos de plomo establecidos por la UE para la carne de ave de corral, según el mismo estudio, que pone de relieve que en las zonas donde se ha cazado de forma tradicional puede llegar a haber hasta tres millones de perdigones por hectárea.
La investigación ha sido realizada por un equipo del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos en Ciudad Real, un centro mixto en el que participan el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Universidad de Castilla-La Mancha y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Este equipo ha estudiado en concreto la transferencia de plomo de los perdigones de caza a la carne de codorniz durante su cocción, y ha comprobado que un solo perdigón por pechuga es suficiente para contaminar la carne por encima de los niveles máximos de plomo establecidos por la Unión Europea en carne de aves de corral (0,1 microgramos de plomo por cada gramo de tejido).
La contaminación por plomo aumentó asimismo con el número de perdigones insertados y en aquellas pechugas cocinadas con vinagre, ha informado hoy el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
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