La mayoría de los visitantes de la Expo prefieren ahorrar tiempo y dinero a la hora de comer y eligen menús de preparación rápida y económicos para reponer fuerzas. En concreto, el 70% de las consumiciones que se toman en Ranillas se sirven en establecimientos de comida rápida, quioscos y autoservicios, mientras que los restaurantes de países y comunidades autónomas atraen al 30% de los comensales.
La diferencia de precio, según fuentes de la muestra, es la principal razón. Mientras que en los quioscos se pueden tomar bocadillos por unos 3 euros, sentarse a comer o cenar en el área de comunidades autónomas supone, al menos, un gasto de 20 euros por persona.
El presupuesto se dispara aún más en los pabellones de los participantes, con menús más selectos que alcanzan incluso los 60 euros por comensal.
Según los datos facilitados por Expoagua, el domingo visitaron la muestra 44.831 personas y se sirvieron 69.709 comidas. De estas, 47.870 se tomaron en los quioscos y autoservicios, mientras que los casi 22.000 menús restantes se repartieron prácticamente a partes iguales entre los establecimientos de países y comunidades autónomas.
Visitas más largas
Las personas que visitan la Expo durante el fin de semana permanecen en el recinto casi dos horas más que los visitantes que acuden en días laborables. Así, el sábado la estancia media en Ranillas fue de 7,4 horas, frente a las 5,7 horas del resto de la semana.
Fuera del recinto de la Expo, el Parque Metropolitano del Agua, de acceso gratuito, tiene cada vez más tirón y el domingo pasaron por allí más de 25.000 personas. El Canal de Aguas Bravas, una de las principales atracciones, ha recibido 120 visitantes desde que se puso en marcha, el pasado 19 de junio.
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