Moguer y su decisiva aportación al Descubrimiento de América

  • Allí Colón recabó apoyos como el de Inés Enríquez, pariente del rey.
  • Se fabricó La Niña, propiedad de los Niño, estirpe de navegantes.
  • Una tercera parte de la tripulación a América era moguereña.
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El Muelle de las Carabelas, donde se encuentran tres réplicas de las embarcaciones que descubrieron América.
El Muelle de las Carabelas, donde se encuentran tres réplicas de las embarcaciones que descubrieron América.
M.A.F
El Muelle de las Carabelas, donde se encuentran tres réplicas de las embarcaciones que descubrieron América.

Cuando comienza a gestarse el Descubrimiento Moguer era un centro económico y comercial de primer orden. En su puerto sobre el Tinto, que contaba con muelle de carga, varadero, astilleros y una de las más importantes alotas del litoral andaluz, la actividad marinera era incesante. La pericia de los navegantes de la comarca era reconocida en el mundo entero, por lo que no es de extrañar que Cristóbal Colón encaminase sus pasos a la ría del Tinto.

Sseguro de que en estas tierras se encontraban los hombres, los barcos y los conocimientos náuticos necesarios para hacer realidad su sueño de alcanzar las Indias por una nueva ruta hacia Occidente, Colón visitó la villa de Moguer en varias ocasiones con el propósito de conseguir apoyos para su proyecto, encontrando en la entonces abadesa del monasterio de Santa Clara, Inés Enríquez, pariente del Rey Católico, que se convertiría en valedora del marino genovés ante la corte de Castilla.

Otros moguereños de la época también prestaron ayuda y cobijo a Colón, destacando entre ellos el clérigo Martín Sánchez y el hacendado Juan Rodríguez Cabezudo, dueño de la cabalgadura con la que el genovés viajó a Santa Fe a negociar con los Reyes, y a quién encomendó la custodia de su hijo Diego.

Hacia 1488 los carpinteros de ribera moguereños construyen con madera de pino y chaparro la que estaba llamada a convertirse en una de las naves más famosas de la historia, la carabela Niña, bautizada en su orígen como Santa Clara, y que pasaría a la posteridad con el nombre de sus propietarios. Los Niño en Moguer y los Pinzón en Palos, las dos principales estirpes de navegantes y armadores de la comarca, son los encargados de realizar la captación de marinería.

Por aquel entonces Colón era aún un perfecto desconocido, por lo que sólo a la influencia de estas dos familias se debe el que los marineros de la zona se enrolasen en lo que sin duda era toda una aventura hacia lo desconocido. Tres fueron los Niño que acompañaron a Colón en el primer viaje, Pedro Alonso, piloto mayor de la flotilla, que viajaba junto al almirante en la nao Santa María; Juan y Francisco, que comandaban sul barco, y con ellos, decenas de moguereños, una tercera parte de la tripulación.

Cuando la nao Santa María encalló en La Española, la pequeña carabela moguereña, pasa a convertirse al regreso de la expedición en la nave capitana. A la altura de las Azores, cuando una fuerte tempestad amenazaba con hacer zozobrar las naves, el marino genovés se encomendó a Santa Clara, prometiendo que de salir con vida de tan peligroso trance daría gracias pasando una noche en vela y oración en la iglesia del monasterio moguereño. Lo cumplió la madrugada del 15 de marzo de 1493.

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