El 9 de noviembre de 1938 en un acto en apariencia espontáneo (pero en realidad orquestado por el Partido Nacional Socialista (NSPD, en el poder desde 1933), miles de judíos alemanes sufrieron el acoso y la instigación de la población.
Se quemaron sinagogas, comercios, casas, oficinas... Más de 30.000 judíos fueron detenidos e internados en campos de concentración; unos cuantos incluso fueron golpeados hasta la muerte. El número de judíos alemanes asesinados es incierto, con estimaciones de entre 36 a 200 aproximadamente durante más de dos días de levantamientos.
Setenta años después, en Alemania, Inglaterra e Israel se recuerdan estos progromos que anticiparon la posterior política nazi de exterminio con respecto al pueblo judío.
La canciller alemana Angela Merkel recordó este domingo el "horror" desatado por los pogromos nazis contra los judíos y llamó a no callar ante el antisemitismo presente, venga de la ultraderecha o de quienes cuestionan el derecho a la existencia de Israel, "sea Hamas, Hizbulá o Irán".
"Los pogromos no fueron el primer capítulo del antisemitismo nazi, pero abrieron la puerta a la catástrofe de las catástrofes", dijo Merkel, desde la sinagoga berlinesa de la Rykestrasse y en ocasión del 70 aniversario de la 'Noche de los Cristales Rotos'.
La gran vergüenza
La gran vergüenza del ciudadano entonces fue "no alzar un grito" mientras arrancaban de su hogar al vecino judío, al comunista, al socialdemócrata o al gitano, "porque creía que la cosa no iba con ellos". Lo sería ahora no hacerlo ante quienes "amenazan la existencia de Israel", afirmó.
Merkel evocó los pogromos del 9 de noviembre de 1938 como "la noche que representa el inicio de la Shoa" (Holocausto), mientras la presidenta del Consejo Central de los Judíos de Alemania, Charlotte Knobloch recordó su experiencia, como niña de seis años en Múnich.
El ministro británico de Asuntos Exteriores, David Miliband, recordó los pogromos y subrayó la necesidad de combatir cualquier forma de antisemitismo. En un breve comunicado oficial Miliband dijo que "esos hechos horrorosos" no deberían olvidarse "nunca".
"Nuestro deber como ciudadanos de este mundo es mantenernos en guardia contra el antisemitismo y todas las formas de racismo que infiltren nuestras sociedades", recalcó el jefe de la diplomacia británica.
Por su parte, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, aseguró que hechos "imperdonables e inolvidables" como aquél no se repetirán "jamás". "Un fenómeno en el que disturbios callejeros incitados dañan a los judíos y destruyen sus propiedades es algo imperdonable e inolvidable", dijo Olmert al iniciar esta mañana la reunión con su Gabinete de ministros.
"A lo largo del tiempo, nos hemos asegurado que una cosa como esa no vuelva a ocurrir jamás al pueblo judío", declaró el jefe del Gobierno, según informó el diario Yediot Aharonot en su versión digital.
El yiddish divide a los judíos
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