Un paseo por el cine de género

  • Los términos que clasifican las obras inclasificables.
  • Tras un 'nunsploitation', un 'mockumentary' o un 'heist film' se esconden monjas viciosas, falsos documentales y torpes atracadores.
Fotograma de 'Miedo y asco en Las Vegas'.
Fotograma de 'Miedo y asco en Las Vegas'.
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Fotograma de 'Miedo y asco en Las Vegas'.

No sólo de comedias o musicales vive el cine. Hay obras cuya temática, presupuesto o intenciones crean categorías particulares. Éstas son algunas de las notables.

Biker movie. Bandas de moteros recorren un género inaugurado por ¡Salvaje! en 1953. Su auge llegó tras un libro de Hunter S. Thompson sobre los Ángeles del Infierno. Easy Rider o Los ángeles salvajes son imprescindibles: el ayudante de dirección de la segunda, Peter Bogdanovich, fue apaleado durante el rodaje por unos extras moteros.

Biopic. Película basada en la vida de un famoso. Se dice que Napoleón, en 1911, abrió el género. Entre las mejores, Toro salvaje (sobre Jake La Motta) o Bird (la vida de Charlie Parker) y entre las recientes Ray o Mi nombre es Harvey Milk. En breve llegarán las de Bob Marley o Steve McQueen.

Buddy movie. Dos hombres que no se separan en toda una película. Eso pasa en Límite 48 horas, Cowboy de medianoche o Dos hombres y un destino. Las hay también femeninas, como Thelma y Louise.

Chambara. Su nombre procede del chocar de dos espadas y de la carne al ser troceada. Suficiente para explicar este cine japonés de espadachines. Zatoichi, el samurai ciego, es una de sus leyendas.

Exploitation. La relajación moral de los sesenta fomentó películas que, sin demasiada calidad ni presupuesto, satisfacían a un público ávido de violencia y sexo. Hay infinidad de variantes: blaxploitation (actores y música negra, como en Foxy Brown, Cleopatra Jones o Shaft), nunsploitation, (monjas en conventos lúbricos), nazisploitation (torturas en la II Guerra Mundial), teensploitation (sufridos adolescentes) o incluso brucexploitation (imitadores de Bruce Lee).

Giallo. El amarillo (giallo en italiano) de las tapas de los libros baratos que lo inspiraron sirvió para poner nombre a este cine, formado por thrillers con dosis de sexo, música intrigante y extraños movimientos de cámara. Dicen que La muchacha que sabía demasiado, que Mario Bava rodó en 1962, es la primera; dicho director y Dario Argento (autor, entre otras, de El pájaro de las plumas de cristal) son referencia.

Heist film. Los personajes planean un robo por lo general fallido: es el germen de La jungla de asfalto o Atraco perfecto. Su variante cómica, caper movies, tiene ejemplos como Cómo robar un millón o Un pez llamado Wanda.

Mockumentary. Algunas de las películas más divertidas de la historia (Zelig o This is Spinal Tap) son documentales fingidos. Personajes e historias se presentan como reales, pero pertenecen a la imaginación de un guionista. Los hay sangrientos, como Ocurrió cerca de su casa, o musicales, como ¡Qué noche la de aquel día!

Mondo films. La italiana Mondo Cane (perro mundo) inauguró este género, también conocido como shockumentary, en 1962. Ritos sangrientos, cirugía o accidentes, unas veces con material real y otras meras recreaciones, pueblan estas películas. Buen ejemplo es la serie Faces of Death, que incluye suicidios, autopsias y ejecuciones.

Peplum. Así llamaron los franceses a las películas de aventuras ambientadas, casi siempre, en la Roma y Grecia clásicas. Steve Reeves se consagró como estrella gracias a la saga de Hércules; los efectos de Ray Harryhausen deslumbran en Jasón y los Argonautas, y Ridley Scott revivió túnicas y rodillas al aire en Gladiator.

Road movie. Las "películas de carretera", donde acompañamos a los personajes en su viaje iniciático motorizado, han dado obras memorables como Vanishing Point, Y tu mamá también, Miedo y asco en Las Vegas, Paris Texas, Alicía en las ciudades o Una historia verdadera.

Screwball. Los años treinta y cuarenta asistieron al nacimiento de comedias estadounidenses con una pareja alocada y una encubierta tensión sexual. Sucedió una noche y La fiera de mi niña están entre las más grandes. ¿Qué me pasa, doctor? y Crueldad intolerable, entre las de las últimas décadas.

Slasher film. Todos hemos visto alguno: La matanza de Texas, Halloween o Viernes 13 son una buena evidencia. Los jadeos y carreras de adolescentes que huyen con poca fortuna de un asesino siguen vigentes, como demuestra la avalancha de remakes de los últimos años.

Spaghetti western. El desierto de Almería fue escenario frecuente de este subgénero europeo del cine del oeste, casi siempre de autoría italiana o española y en el que relucen el nombre de directores como Sergio Leone y actores como Clint Eastwood, Charles Bronson, Gian Maria Volonté o los inmortales Terence Hill y Bud Spencer.

Spoof movie. Parodias como El jovencito Frankenstein, La loca historia de las galaxias o Aterriza como puedas abrieron un camino ahora intransitable: Epic Movie, Disaster Movie o Casi 300 son síntoma de su decadencia.

Swashbuckler. Súmese un apuesto caballero, una castigada doncella y un rey villano y se obtendrán películas llenas de leotardos, medias melenas y espadachines. Herederas de la literatura clásica, Scaramouche, Ivanhoe o las diferentes versiones de Los Tres Mosqueteros, Cyrano de Bergerac y El Zorro demuestran la vigencia del género.

Wuxia. Nacidas en Taiwán, China o Hong Kong, y reivindicadas por Tarantino, estas películas combinan tradición histórica con espadas y artes marciales. La última década ha traído Tigre y Dragón, Hero, Una historia china de fantasmas o La casa de las dagas voladoras.

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