Con la autoestima y el guapo subidos se presenta Bebe. Ha roto su silencio de cinco años para lanzar Y. (EMI), un álbum extraño y reflexivo. Se enciende los pitillos con un mechero de plástico con forma de pistola, "la caña".

¿Cree que a la gente le gustará su disco?

El que quiera, que lo capte. No es necesario que le llegue a todo el mundo.

Tiene título de fin de discusión. ¿Cuándo comenzó esta nueva etapa?

Cuando me fui, empecé a meditar sobre todo lo que viví y sobre cómo me tenía que enfrentar a lo que venía después. Las cosas hay que retomarlas, no quiero quedarme con mal sabor de boca.

¿Cómo es que hablen de una?

Raro. Me fui para aprender a llevarlo sin que me hiciera daño. Ya no me arrepiento de nada, ni me acuerdo de lo chungo. Y lo que he vivido me ha servido para hacer este disco.

¿Cuándo volverá al cine?

Me encantaría volver si me surgen cosas para las que yo me sienta capacitada y que pueda compaginar. Para la interpretación estoy en pañales, he hecho cosas pequeñitas.

¿Cómo se desconecta tanto tiempo del mundo?

Es que no me interesaba. Me había dado una tralla de curro y tenía un exceso de información. Me he estado dando cuenta de otras cosas que pasaban por ahí, porque todo giraba alrededor de mí.

¿Se mueve también por impulsos trabajando?

Para trabajar he tenido que organizarme.

Y. es un disco raro...

Sí, pero todas las canciones están relacionadas entre ellas, porque estaba escribiendo todo el rato en el mismo viaje. Concebí el disco con estados anímicos diferentes. Un día bailaba en el campo, otro estaba metida en mi cuevita...

¿Cómo se trabaja con Carlos Jean?

No le había visto el pelo desde que salí de gira con Pa fuera telarañas. Teníamos ganas ya de meternos mano. Mola, porque no tiene prejuicios.

¿La palabra feminista se ha quedado anticuada?

Más bien, el concepto. Lo dice mi padre, que a veces las mujeres utilizamos el feminismo y nos ponemos al mismo nivel que los machistas, es un error que te cagas. El feminismo es una lucha que tuvieron una serie de mujeres por una igualdad en ciertas situaciones de la vida, pero luego unos son machos y las otras hembras, eso no hay que olvidarlo.

¿Se apoya en su familia?

Sí, soy muy perra. Siempre han sido mi base, mi columna.

En su blog asegura que es usted la que escribe...

Porque sé que hay peña que no lo hace. Quiero que la gente lo sepa.

¿Se puede vivir de la música?

Tampoco hace falta vivir por encima de unas posibilidades enormes. Y está bien que esté pasando esto, porque además somos de una generación a la que le han dado todo hecho.

¿Le paran aún por la calle?

Ya menos. Aparte, yo ya los veo venir y regateo. Pero fliparías de cómo me reconocen: por los tatuajes, la voz...

Y eso que su aspecto ha cambiado.

Ahora me pongo guapa porque es la actitud que tenemos que tener. La mujer es mucho más insegura que el hombre, entonces más vale que nos motivemos, nos hagamos fuertes y nos demos palmaditas.

¿De adolescente era así?

En el instituto me lo pasaba más bien que nadie, de maravilla. Iba un día con unos pantalones hecha una mierda y al día siguiente me vestía de señorita...

Si deja la música, ¿qué hará?

Muchas cosas que me interesan. Cosas mías.

BIO. Bebe tiene 31 años. Nació en Valencia, pero se crió en Extremadura. Ha actuado en películas como La educación de las hadas o Caótica Ana.