La rebaja de impuestos anunciada por Ximo Puig debilita la posición de Moncloa en el debate fiscal con el PP

El presidente de la Generalitat valenciana y secretario general del PSV, Ximo Puig (i) y el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), en una foto de archivo.
El presidente de la Generalitat valenciana y secretario general del PSV, Ximo Puig (i) y el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), en una foto de archivo.
Europa Press
El presidente de la Generalitat valenciana y secretario general del PSV, Ximo Puig (i) y el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), en una foto de archivo.
Puig desoye a Sánchez y anuncia una rebaja fiscal en la Comunidad Valenciana.
Atlas

El cielo abierto que vio Moncloa en forma de debate fiscal empieza a encapotarse. El Gobierno quería aprovechar la vía abierta por el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, con su decisión de eliminar el Impuesto de Patrimonio para dar, esta vez sí, la batalla tributaria. En el palacio presidencial se alinearon para diferenciar dos modelos: el de Pedro Sánchez, que hace bajadas selectivas a los más necesitados y da ayudas, y el de Alberto Núñez Feijóo, que elimina los impuestos a los ricos. No obstante, el presidente valenciano, Ximo Puig, anunció este martes una rebaja del Impuesto sobre las Personas Físicas (IRPF) que torpedea la estrategia de Moncloa, donde todavía no parece haber temores de que el movimiento sea replicado por otros barones, y dificulta el mensaje unitario en el PSOE.

La incomodidad este martes en el palacio presidencial era patente. En primer lugar, no quisieron ni aclarar si estaban enterados del movimiento del valenciano. Luego, señalaron que era "legítimo" por el momento y el lugar, ya que Puig lo avanzó en el Debate de Política General de la Comunidad Valenciana. Para finalizar, la portavoz Isabel Rodríguez lanzó un mensaje para los que quisieran entender. Fue una advertencia entre líneas en la que no mentó a uno de los barones socialistas más importantes en la actualidad, pero no por ello fue menos tajante.

"Cada vez que reducimos políticas fiscales, estamos reduciendo ingresos que luego se necesitarán en forma de maestros o de prestaciones", lanzó la portavoz del Ejecutivo. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, apuntó que la política fiscal "no se puede hacer en abstracto" porque cada vez que se reducen impuestos "tenemos que plantear a qué afecta" y aparece "el debate sobre qué recortar".

También en el PSOE el enfado quedó patente. Su portavoz en el Congreso de los Diputados, Patxi López, se expresó en la misma línea que la también ministra de Política Territorial. No criticó directamente a Puig, pero sí admitió que "las competiciones fiscales a la baja" no le gustan. "A mí me gusta que la fiscalidad no esté recentralizada, pero sí armonizada, y que haya corresponsabilidad fiscal", planteó asimismo el portavoz del PSOE, que insistió en que "no hay justicia social sin justicia fiscal".

Además, tanto Rodríguez como López recordaron que el Ejecutivo presentará en los próximos días su propia propuesta fiscal. El anuncio lo lanzó desde Ferraz, cuartel general de los socialistas, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a la que el PSOE encomendó coger la iniciativa de la semana, un planteamiento también torpedeado por el anuncio del valenciano. 

Ni Montero el lunes ni Rodríguez ayer quisieron dar más detalles, pero la portavoz sí aseguró que el Ejecutivo tiene el objetivo de que "aquellos que más tienen, contribuyan más" y para que "la política fiscal sirva para atender a los que más lo necesitan". "No estamos en una política de rebaja a los que más tienen", apuntó.

Algunas fuentes de Moncloa se limitan a señalar que su modelo "es otro", deslizando que la batería de medidas no supondrán las rebajas fiscales propuestas por el PP o por Puig. En principio, está descartado que se llegue a deflactar el IRPF. Sí está abierta la puerta a que se rebaje el IVA a los productos de higiene femenino. En el ala de subidas, se da por hecho que se incluyan el impuesto a las grandes fortunas, a la banca y a las empresas energéticas, con las que se prevén financiar nuevas ayudas.

Lambán se suma al debate; otros cierran filas

Con todo, Puig no ha sido el único varón que ha contradicho en cierta manera la línea marcada por el Gobierno central. También el aragónes Javier Lambán anunció que su Ejecutivo se abría ahora a una reforma tributaria al verla "razonable" por la subida de la inflación, aunque no ha ido más allá. Eso sí, señaló que le daba "exactamente igual" lo que hagan otras comunidades autónomas porque la política fiscal "no es un fin en sí mismo, sino un medio de servicio de un modelo de país".

El resto de barones socialistas sí han cerrado filas con el modelo fiscal del Gobierno o bien no se han pronunciado. El extremeño Guillermo Fernández Vara ya reprobó el lunes la competencia entre comunidades para ver quién baja más los impuestos, acusando a autonomías como el de Juanma Moreno en Andalucía de gobernar solo para meter el dedo en el ojo a otra comunidad.

El asturiano Adrián Barbón, por su parte, dejó claro que no contempla deflactar el IRPF como han hecho comunidades del PP como Madrid, Andalucía o Murcia, mientras que Emiliano García-Page, de Castilla-La Mancha -uno de los barones más críticos con Pedro Sánchez-, se ha limitado a plantear la necesidad de una "armonización" fiscal en toda España para evitar un "mercadillo" en el que "todo el mundo se inventa todos los días una mentira fiscal".

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