La periodista Samanta Villar es la protagonista de la serie de reportajes 21 días, en los que pasa ese periódo de tiempo inmersa en las historias y situaciones más dispares. En esta ocasión ha pasado 21 días viviendo la crisis (Cuatro, esta noche a las 23.00 h). Villar ha pasado tres semanas con una familia con todos sus miembros en paro, y ha ejercido trabajos mal pagados y duros, como buzoneadora o limpiadora.

El estreno de este nuevo vivencial viene precedido por la noticia de su imputación como supuesta cómplice en el robo de unos hierros, mientras hacía un reportaje con una familia chabolista.

¿Qué vamos a ver en 21 días viviendo la crisis?

Lo que significa la crisis para las familias, lo que es quedarse sin trabajo, cómo afecta a la gente

¿Qué tal le ha ido de limpiadora y buzoneadora?

Han sido los trabajos más duros que he hecho en mi vida. Repartir propaganda en los buzones, a cuarenta grados y a pleno sol en Canarias fue durísimo. Lo único indigno que tienen esos trabajos es el sueldo que pagan.

¿No le da pena cuando abandona las historias?

Sí, por supuesto. Eso es quizá lo más duro, volver a casa y dejar a la gente en situaciones difíciles de las que no les puedes sacar. Lo único que podemos hacer es contar su historia, por ahí enfoco la frustración.

¿Cuál ha sido el vivencial más duro que ha hecho hasta ahora?

No podría decirte cuál ha sido el más duro. Todas son historias muy dramáticas y muy intensas, que elegimos porque afectan a mucha gente.

¿No ha pensado en descolgarse y hacer un 21 días en un hotel de lujo?

Pues te voy a dar una sorpresa, porque el próximo que se emitirá es 21 días entre millonarios.

Estará encantada…

(Risas) Han sido 21 días de mucho placer, comiendo muy bien, durmiendo en los mejores hoteles, descubriendo nuevas formas de ocio… pero también he encontrado inconvenientes.

¿Cómo que el caviar esté demasiado frío?

(Risas) Bueno, los inconvenientes pueden llegar a compensar, es cierto.

¿Y puede adelantarnos algún otro tema que estén preparando?

No, pero puedo decirte que habrá experiencias límite, muy duras, muy intensas.

¿No le ha quedado ninguna secuela de los reportajes?

No, me han quedado sólo efectos positivos, como la conciencia de comer más sano, hacer deporte… Me ha supuesto una maduración como persona.

Y entre tanta tragedia ¿no hay hueco para la risa?

Sí, claro. Por ejemplo, en 21 días entre cartones fuimos a jugar un partido de fútbol de personas sin hogar y al cabo de un rato nos dimos cuenta de que estábamos cantando los goles del equipo contrario. Incluso en las peores situaciones hay siempre hueco para una sonrisa.

¿Se apoya en su equipo durante los reportajes?

Nunca. Cuando estaba en la calle, por ejemplo, yo podía pedir una botella de agua y no me la daban. Ése es el pacto, que nunca me ayuden, de otra forma sería modificar la vivencia.

¿Qué hará cuando acabe con los reportajes de 21 días?

Descansar (risas).

¿Qué pasó exactamente con el robo de esos hierros?

Sólo puedo decir que yo estaba dentro de la furgoneta. No quiero hablar más porque es un proceso que está abierto.

¿Se sorprendió del revuelo que se ha montado?

No, estoy tranquila. No soy la primera periodista que se ve en una situación así, confío en que todo vaya bien. Esto es una parte de implicarse en las historias y vivirlas tal cual son.

¿Y no ha pensado en aprovechar y hacer 21 días en la cárcel?

(Risas) Como propuesta no está mal, pero no se si me apetece mucho… o si serían sólo 21 días (risas).

BIO: Nació en Barcelona en 1975. Ha trabajado en TV3, TVE Cataluña y como reportera de España Directo. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona; realizó el Postgrado de Dirección de Actores de la Universidad Ramón Llull; y estudió Interpretación dramática en el Estudio de Actores de Nancy Muñón en Barcelona. Le encanta bailar todo tipo de danzas, la música y viajar.