La automarginación a la que se había sometido la indigente, Rosario E.P., la había distanciado de su única hija, Chantal, a la que no veía desde hacía tiempo, pero que ha decidido presentarse en la causa como acusación particular para que "se haga justicia", según explicó su abogado Lluís Costa.
"Queremos que se demuestre la culpabilidad de esta gente y las circunstancias en que cometieron este asesinato", dijo el abogado, que reprochó "que se hagan apreciaciones subjetivas" sobre el caso, en referencia al abogado defensor de Ricard P.B. y al padre de éste, que han asegurado que los acusados no querían matar y desconocían el contenido del bidón que cogieron de una obra próxima.
Costa manifestó que espera que la próxima semana el Juzgado de Instrucción número 9 de Barcelona, que será el encargado de instruir la investigación, le facilite una copia de las imágenes de la cámara de videovigilancia del cajero donde se produjo el crimen.
Secretaria de alta dirección
De acuerdo con un reportaje publicado por el diario El País, Rosario E.P. llevó una vida de distinción antes de caer en las drogas y fue secretaria de alta dirección.
De niña era conocida como Charito, una niña que destacaba por su belleza en el colegio de monjas donde cursó sus estudios primarios y bachiller, según el rotativo. Era hija de um empleado de una fábrica de cerveza leonés y una profesora de Valladolid.
Tras sus estudios, Charito comenzó a trabajar como secretaria de lujo para directivos de alta empresa. Llegó a vivir en un piso de lujo en la capital catalana. En esos años de éxito, de acuerdo con el reportaje, comenzó su contacto con las drogas que la llevaron progresivamente al divorcio, la adicción, y finalmente a la mendicidad.
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