Parla es la única ciudad de la región donde el número de abortos ha crecido

El perfil de la mujer que recurre al aborto en la región madrileña es el de una inmigrante, de bajo nivel social y educativo, con apuros económicos y por debajo de la treintena, según el Boletín Epidemiológico de la Comunidad y expertos en planificación familiar. Cuando se juntan todos estos factores, los abortos se disparan.

Precisamente, eso es lo que está ocurriendo en Parla (PSOE), la ciudad madrileña con mayor tasa de interrupciones voluntarias del embarazo (17,49 intervenciones por cada mil mujeres en edad fértil, de 15 a 44 años) y la única de la región en la que crece este índice (ver tabla). La media nacional (11,78 por mil) y la regional (13,54) son muy inferiores.

Uno de cada cuatro habitantes de este municipio del sur son extranjeros. Un 15,5% de su población en edad de trabajar está en paro, frente a la media regional del 10,4%. Uno de cada tres jóvenes abandona el instituto antes de acabar la ESO. Y 42 chicas menores de 25 años de cada mil ya son madres, casi el doble de embarazos juveniles que en la región.

Sin planificación familiar

A todo ello se une la falta de recursos sanitarios para jóvenes con dudas sexuales. Hasta la primavera de 2008, el centro de salud de la calle Pintores tenía un servicio municipal donde un médico y varios sexólogos asesoraban a las chicas y parejas. Sin embargo, "se cerró porque el Ayuntamiento dejó de pagar las facturas", explica Alexandra Segura, presidenta de la Asociación de Planificación Familiar de Madrid, la entidad encargada de esta consulta. Fuentes del Consistorio admiten el cierre de este servicio y remiten a los jóvenes interesados al hospital de Parla: "Es la Comunidad la que debe controlar estos asuntos, no es competencia municipal".

Así, la Federación de Planificación Familiar reparte la responsabilidad entre Parla y la Comunidad: "Aguirre tampoco se toma en serio la planificación familiar", apunta la presidenta, Isabel Serrano.

Información, píldora y clínicas

Madrid, Alcalá, Alcorcón, Getafe, Móstoles, Tres Cantos, Fuenlabrada o Leganés tienen centros municipales de asesoramiento sexual, donde se ofrece información y se puede conseguir la píldora poscoital. También está disponible en farmacias, aunque es un método de urgencia con consecuencias nocivas para la salud. En caso de querer abortar, la embarazada debe acudir al centro de salud, donde le darán información y la derivarán a una clínica con cargo al Sermas. Más información: 91 338 77 38.

"No nos dan miedo los riesgos"

Un grupo de adolescentes de Parla debaten sobre el aborto: "Sabemos cómo evitar los embarazos, pero como son reversibles...". Pertenecen a la generación mejor informada. Para ellas, la sexualidad ya no es un tabú. Tienen entre 17 y 20 años, y ya hablan sin tapujos de chicos, de relaciones, de condones, de píldoras del día después, de marcha atrás y de enfermedades de transmisión sexual.

Conocen perfectamente los riesgos que corren y cómo evitarlos, pero la mayoría de ellas han tenido algún "susto" por no protegerse y todas tienen alguna 'amiga' que ya ha abortado. "Si conocéis los riesgos, ¿por qué hay tantos embarazos no deseados en vuestro entorno?", es la pregunta obligada.

Su respuesta es tan directa como sincera: "Es que somos muy irresponsables, la verdad. Los riesgos no nos dan miedo porque el embarazo tiene vuelta atrás. Tampoco le damos más importancia", reconoce Noelia, de 18 años, mientras las demás asienten.

Cuando hablan de "vuelta atrás" se refieren a la píldora del día después, que se la toman después de las relaciones sin protección. "Yo me la tuve que tomar una vez, cuando se nos rompió el condón", dice una de ellas. "En mi caso, nos salió mal la marcha atrás. Fue muy fácil conseguir la píldora", cuenta otra.

La poscoital, a la mínima

Ni siquiera las menores de edad encuentran dificultades para tomar este anticonceptivo de emergencia: "Tengo una amiga menor de 18 años que se la ha tomado ya varias veces. Una vez se la pedí yo en la farmacia, que soy mayor de edad", explica la joven.

No creen que les falte información sexual. "Nos dan charlas en el instituto, pero ahí no se aprende nada. ¿Creen que no sabemos poner un preservativo o de dónde vienen los niños?", se ríe Tere, de 19 años. Tampoco culpan a sus padres: "Yo tengo la confianza de hablar con mi madre de todo", dice Mabel, de 20. "Sí, solemos hablar con ellos de sexo..., pero sin detalles...", apunta Tere. "La culpa es sólo nuestra: lo haces una vez, no pasa nada y te fías, pero al final te ocurre y tienes dos opciones: sigues adelante o lo cortas. Antes, las chicas no tenían alternativa".