Se tarda el doble en vender un piso que hace dos años

El tiempo de espera para saldar la vivienda es de más de un año. Antes se tardaban seis meses. La mayor demanda: con dos dormitorios en el cinturón.
Muchas viviendas de la capital y el extarradio lucen carteles de venta desde hace ya varios meses.
Muchas viviendas de la capital y el extarradio lucen carteles de venta desde hace ya varios meses.
Torres
Muchas viviendas de la capital y el extarradio lucen carteles de venta desde hace ya varios meses.
El negocio del ladrillo parece desinflarse. Las fachadas de los edificios están repletas de anuncios de venta y alquiler, las oficinas inmobiliarias aparecen en cualquier esquina y las promociones están a la orden del día, pero el mercado es ahora más lento.Francisco Iglesias, presidente de Aingra (Asociación de Inmobiliarias de Granada y provincia), asegura que «hace dos o tres años, las viviendas se vendían en seis meses. Ahora, las promociones, después de mucha publicidad, tardan un año y medio en saldarse». Las casas ya no se venden sobre plano y el mercado «está comenzando a autoregularse».

Los precios de las casas se normalizan, afirma el experto. «El vendedor es el que decide cuánto vale su casa, nosotros sólo podemos asesorarlos y trabajar como intermediarios. Aunque es cierto que mucha gente pide un dinero excesivo».

Esta ralentización está relacionada con el hecho de que  los granadinos compran por necesidad y «no hay grandes especuladores, pese a contar desde hace dos o tres años con un importante número de clientes extranjeros que quieren ubicarse en la capital».

Granada es un mercado estable, donde las tendencias están marcadas por el poder adquisitivo del ciudadano medio. «Ahora se buscan pisos de uno o dos dormitorios en el área metropolitana. Se huye del ruido de la ciudad, pero también de sus precios».

«Buscamos transparencia»

Aingra nació hace seis años con la intención, según su presidente, «de mejorar la atención al cliente a través de la transparencia en las operaciones inmobiliarias». La asociación, que agrupa a más de setenta oficinas de la provincia, pretende terminar con «las prácticas deshonestas de algunos desalmados que no son profesionales». El trabajo de las agencias, afirma Francisco Iglesias, es de asesoramiento tanto a compradores como a vendedores. «Nosotros no ponemos los precios y en Granada hay gente que aún cree que obtiene más beneficios con la venta directa, cuando no siempre es así». El mercado en la capital, marcado por los estudiantes, «es complicado y la colaboración lo que hace es mejorar el sector».

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