"Lee un artículo que no cumple ni él, que entra y sale todo el rato". Así se quejaba un diputado en los pasillos del Congreso poco después de que la votación de la prórroga del estado de alarma terminara en bronca y con varias de sus señorías a las puertas del hemiciclo y aporreando las puertas.

El pleno extraordinario de este jueves llegaba a su fin y la megafonía de la Cámara Baja comenzó a llamar a la votación con el timbre usual. El presidente José Bono ordenó el cierre de puertas -antes de lo que debía, según varios parlamentarios del PP- dejando a varias personas fuera.

"Es una cosa increíble", se oía decir a los afectados mientras sus compañeros votaban dentro y la llamada sonora continuaba. Bono leyó entonces el artículo 15 del reglamento del Congreso en voz alta, que dice que "Los diputados tendrán el deber de asistir a las sesiones del pleno del Congreso y a las comisiones de las que formen parte".

"Si asistieran, no tendrían que llamar con golpes a las puertas", añadió, negándose una y otra vez a dejarles entrar. El revuelo, tanto dentro como fuera de la Cámara era ensordecedor, tanto que Bono llamó la atención a varios diputados, como Rafael Hernando, Eugenio Nasarre o Juan Manuel Albendea. En el hemiciclo había 320 de 350 parlamentarios.

La salida airada de varios populares, que protestaron ante sus colegas -Ana Pastor, perpleja, escuchaba en el pasillo sus quejas- provocó que la portavoz Soraya Sáenz de Santamaría anunciara que pedirá que se compute el tiempo en que estuvieron sonando los timbres de llamada. Por su parte, Bono dijo que había actuado "de modo correcto"