Todo usuario de un móvil en los EE UU paga un recargo del 3% llamado federal tax, o sea, impuesto federal, sin más explicaciones.
Hasta ahora, nadie se ha preocupado de saber la procedencia de este impuesto, pero la sorpresa se la han llevado los consumidores, cuando se han enterado de que se trata de un impuesto para financiar una guerra que ya no existe y que llevan pagando desde hace 107 años.
Presidente McKinley
Se implantó en 1898, cuando los EE UU declararon la guerra a España, o al revés. Un conflicto que en nuestros libros de historia se conoce como la guerra de Cuba. Y como las guerras cuestan dinero, se da por hecho que William McKinley, que por aquellos tiempos era el presidente de los EE UU, fuera quien decidiera implantar este 3% de impuestos sobre todo artículo de lujo.
Nunca se abolió
La guerra terminó, pasó el tiempo, se inventó el teléfono móvil a finales del siglo pasado, pero nunca se abolió este impuesto. Hoy, más de un siglo después, al menos tres cortes judiciales diferentes han declarado ilegal el cobro de la tasa y además, algunos políticos consideran que las compañías de telefonía móvil deberían devolver a los usuarios, al menos, el dinero que han pagado en los últimos tres años.
Las operadoras tampoco sabían para qué servía este impuesto del 3%. «Estamos obligados a recaudar el impuesto de nuestros clientes hasta que las autoridades fiscales nos digan que paremos», dijo Laura Merritt, portavoz de la operadora Verizon Wireless, en el Channel 5 News. Pero es que, aunque digan que Hacienda somos todos, también en los EE UU, el asunto del 3% sigue igual y parece que va para rato.
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