Redactores, cargos medios, directores. Presiones -internas y externas- sufrimos todos los periodistas. Las peores son las que te hace alguien con poder real, porque se pueden convertir en una amenaza, y sintiéndote amenazado te autocensures. La receta ante las presiones es soportarlas sin ceder y, si pasan ciertas líneas rojas, denunciarlas: a tu jefe, a tu editor, a tu asociación -como han hecho en la Asociación de la Prensa de Madrid un grupo de periodistas que se sienten presionados y acosados por Podemos- o, sí, en un juzgado.
No creo que sean los de Podemos los políticos que más presionan, aunque quizá sí los que peor llevan la crítica o las informaciones en las que no salen bien retratados. "Sabes pegar, pero no sabes encajar", le he dicho más de una vez a Pablo Iglesias. El caso actual debería llevar a la reflexión a todos los que presionan, especialmente a los más poderosos. Se va a saber, no lo hagas.
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