BELÉN BARREIRO. DIRECTORA DE MYWORD Y EXPRESIDENTA DEL CIS
OPINIÓN

La sociedad de las dos velocidades

Belén Barreiro.
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Belén Barreiro.

La digitalización de la sociedad, además de imparable, sigue un ritmo veloz. El dispositivo tecnológico más extendido, el teléfono inteligente o smartphone, está ya en manos del 89% de la población, atendiendo a los datos de Ulises, el estudio de MyWord para 20minutos. Sin embargo, la penetración de este pequeño aparato, tan arraigado en nuestra vida cotidiana, es diez puntos porcentuales menor entre los estratos sociales más castigados.

Igualmente, mientras que las personas más acomodadas tienen, por término medio, cinco dispositivos tecnológicos, los más desfavorecidos se quedan en algo más de tres. Los hábitos de uso del móvil también muestran claras diferencias de clase: los estratos altos, en comparación con los bajos, se informan más a través del móvil, realizan más compras online, lo utilizan más como monedero para realizar pagos, ven y retransmiten más vídeos o conocen a más gente a través de este dispositivo.

Hay una clara brecha social en el acceso a la tecnología, que nos encamina hacia una sociedad de dos velocidades. En esta senda, uno de los principales temores que apuntan los ciudadanos es el riesgo de desempleo tecnológico, es decir, el impacto de la tecnología en la destrucción de empleos. Según Ulises, el 52% de los entrevistados cree que, en treinta años, muchos trabajos habrán dejado de existir porque serán realizados por robots. El diagnóstico ciudadano coincide, en este caso, con la opinión de expertos, como Frey y Osborne, que han cuantificado los trabajos actuales en riesgo: se estima que en Estados Unidos, por ejemplo, el 47% del total del empleo podría desaparecer.

A partir del listado de los 702 empleos clasificados según el riesgo de robotización, se pueden anticipar los ámbitos en los que la sociedad impondrá límites a la revolución en marcha: las máquinas tendrán difícil competir con el calor y la empatía presentes en el contacto cara a cara (se salvan de la hoguera digital los psiquiatras, terapeutas o trabajadores sociales), con la creatividad y originalidad de la mente humana o con habilidades sociales, como la persuasión y la capacidad de negociación. Por supuesto, en el futuro se crearán nuevos empleos, que a día de hoy casi ni podemos sospechar. Pero, de nuevo, de los estudios realizados hasta la fecha se desprende que la brecha social está para quedarse, incluso irá a más: son los estratos sociales altos los que sufren menos riesgo de verse sustituidos por robots.

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