ISASAWEIS. ESCRITORA Y BLOGGER
OPINIÓN

Dejarse enamorar, solo para valientes

Isasaweis, colaboradora de 20minutos.
Isasaweis, colaboradora de 20minutos.
ISABEL LLANOS
Isasaweis, colaboradora de 20minutos.

Estar enamorado no va de domingos por la tarde. Sentir eso que estremece y hace sonreír sin motivos que justifiquen la tontería constante no va de rutinas, de vermús los días de sol ni de reuniones familiares.

Lo sabemos. Recordamos cómo fue sentirse así. Cómo fue conocer a alguien que hizo que dieras por perdido el corazón. Que lo hacía brincar, cuando ese brincar era casi una sensación física.

Las primeras miradas cruzadas. Las primeras palabras tímidas, que escogíamos cuidadosamente. Las primeras veces de tantas cosas... Las primeras caricias con los ojos cerrados. Los primeros besos desordenados, que podían durar horas. Que comenzaban suaves y se aceleraban cuando el deseo se hacía irremediablemente con los mandos. La pasión...

Todos lo hemos vivido. Y a todos se nos ha ido muriendo esa sensación, que desde el momento en que llega ya sabemos que tiene fecha de caducidad.

El amor es el más grande de los sentimientos. Estar enamorado es la mejor forma de estar. Estar enamorado es jugar en otra liga, y sin embargo, renunciamos a ello de una forma tan natural que ni cabe cuestionarse por qué lo hacemos.

El amor te pilla así, por sorpresa, con la guardia bajada. Te hace sentir esas mariposas que te elevan, y la vida se ve maravillosa desde allí arriba. Cuando desaparecen, nos alejamos y vuelta a empezar. Otra persona. Las mariposas de nuevo. Y otra vez sentir que se desvanecen...

Y ese ciclo repetido hasta que uno llega a una edad en la que el tiempo le ha hecho cobarde, y puede más el miedo a quedarse solo que la emoción de sentirse enamorado. Las mariposas se van, pero ya no huimos. Nos quedamos. Y renunciamos a volver a soñar con el corazón. Y nos conformamos con sentirnos vivos a base de domingos por la tarde y de reuniones familiares. Y vivimos en ese estado vegetativo de haber renunciado para siempre a la pasión con mayúsculas. Y aprendemos a ser moderadamente felices...

Pero el amor sigue ahí afuera, desafiante. Las sensaciones que apenas recordamos amenazan con desordenar nuestra vida. Y si lo hacen, volvemos a sentirnos vivos. Y querríamos huir para entregarnos a todo aquello que habíamos guardado en el cajón de lo que ya no se tiene derecho a sentir. Y volar de nuevo...

Algunos soñadores lo hacen. Algunos aventureros de corazón insolente, incapaces de apagar esas hogueras internas, han de seguirlo. Pero otros no. Otros deciden quedarse en sus domingos de vermús, y renunciar deliberadamente al amor, al deseo, a vivir con pasión...

Porque la edad, amigos, manda. Los años pesan. Y sentirse acompañado en un amor desgastado es más seguro que entregarse al riesgo de enamorarse sin paracaídas. Dejarse enamorar de nuevo solo está reservado a los valientes.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento