Carta a David Pérez, alcalde de Alcorcón

A veces los políticos son hombres frustrados, amargados, rabiosos y fracasados como personas (sobre todo en su humanidad) y que vienen a dar lecciones a los demás de cómo hay que vivir y cómo hay que pensar. ¿Le suena, señor alcalde? Es poco más o menos lo que usted dijo de las ‘feministas’ en el Congreso Nacional de Educadores Católicos. ¿Sabe quién lleva mucho tiempo diciendo cómo pensar y cómo vivir? ¡Bingo! La Iglesia católica. "Me parece muy sorprendente que hayamos llegado al siglo XXI todavía con ese feminismo rancio, radical, totalitario, vigente, incluso influyendo en las legislaciones y marcando muchas veces la agenda política", otra perla que le sonará. A mí me parece que el avance del siglo XXI debe haber sido el  de recuperar cerebros del siglo XV e implantarlos en personas del siglo XXI. ¡Habrase visto, señor alcalde, que además de poder votar quieran influir en las legislaciones y en la agenda política! ¡Pero cómo se creen con derecho, ni que fueran ciudadanas!

Verá, al feminismo no le ha dado tiempo a ser rancio. Lo que huele es el machismo, eso sí que tiene la fecha de caducidad pasada, aunque algunos se empeñen en tenerlo en la nevera. Hay seres de tal mediocridad, tan incapaces de crecer, que para sentir que están arriba tratan de hacer que los demás bajen. En este caso, individuos que tratan de hacer que las mujeres sigan estando un escalón por debajo de uno, para poder mirarlas desde arriba, para poder sentirse seguros en su castillo de complejos… y por si se les ve el escote, ¿eh? Pero estando por debajo (en oportunidades, en salarios, en consideración, en seguridad) están muy por encima. Por ejemplo, de usted.

Las feministas (personas feministas) luchan, protestan y exigen. A usted eso le incomoda. Algo incongruente con un servidor público. La gente a la que el feminismo no le molesta suelen ser personas que no tratan de sacar la cabeza dando codazos para que la superioridad de los demás no les ahogue. Es de mucha risa que diga usted que todo esto es culpa de un grupo de extrema izquierda que cortó y pegó frases inconexas. Seguramente delante de "a veces son frustradas, amargadas, rabiosas…", venía un "no creo que" o un "en ningún caso pienso que". Claro, esa parte se la han quitado. Estas radicales… Sus frases no eran inconexas, eran estúpidas. Destilan prejuicios. Rencor. Machismo.

Saludos sin prejuicios, Isra Álvarez