José Luis: el cambio de vida que llegó a lomos de una bicicleta

Aunque parezca una utopía, a cuarenta minutos de la Puerta del Sol se encuentra un entorno natural en el que es fácil olvidarse de la civilización. Fresnedillas de la Oliva, un pueblo madrileño de algo más de 1.500 habitantes, es el ejemplo perfecto de desconexión rural a un paso de la capital; en él, la empresa de alquiler de bicicletas eléctricas Las Machotas ha prosperado con una idea clara: descubrir a familias enteras los encantos de la Sierra Oeste de Madrid desde un vehículo eléctrico que cualquiera puede utilizar. José Luis Garrido, su creador y cabeza, nos recibe en esta ubicación rodeada de naturaleza.

Él es el penúltimo protagonista en esta segunda temporada de #YoPueblo, un proyecto que, de la mano de Endesa, muestra la otra cara de los pueblos: la de aquellos que, desde pequeños municipios, han decidido dar un paso más en la innovación y apostar por la electrificación como raíz de sus negocios. Porque la sostenibilidad no es solo cosa de las ciudades: está presente, en múltiples formas, en cada uno de los rincones de España.

José Luis ama el mundo de la bicicleta. Tanto, que en un momento dado decidió romper con su vida anterior y dedicarse por completo a su pasión. “Estaba detrás de grandes empresas de logística, y mi trabajo llevaba tanto tiempo que me perdí momentos imprescindibles del crecimiento de mis hijos”, cuenta. Echando la vista atrás, recuerda aquel momento en el que puso punto y final. “La situación me sobrepasó tanto que opté por dejarlo y, durante años, me dediqué a entrenar jornadas enteras: practicaba ciclismo a un nivel prácticamente profesional, aunque sin cobrar”, recuerda.

Tras ese tiempo de pausa, y tras decidir volver al mundo laboral –“porque la cuenta va bajando”, bromea-, decidió dirigir su camino a esa pasión que le había salvado: la bicicleta. Él, vecino de Valdemorillo, otro municipio vecino en la falda de la Sierra Oeste de Madrid, conocía por sus rutas las maravillas escondidas que este entorno natural guarda a un paso de la capital. “Este era el sitio por donde yo entrenaba”, cuenta desde su local de alquiler de Fresnedillas de la Oliva. El nombre de su empresa, Las Machotas, hace referencia a dos montañas gemelas que se encuentran en esta ubicación.

E

UNA MISIÓN: MOSTRAR LA SIERRA OESTE

Hoy, José Luis puede decir que ha encontrado un trabajo que le llena. “Yo me vuelvo contento a casa, y entro a trabajar feliz todos los días”, sonríe. Su idea se acerca al concepto de cicloturismo, pero va un paso más allá: gracias al impulso que dan las bicicletas eléctricas y a su selección de rutas, algunas con dificultad muy baja, ha conseguido que el entorno natural de la Sierra Oeste sea accesible sobre las dos ruedas para prácticamente cualquier tipo de persona. “La bicicleta tradicional restringe mucho la actividad a personas que no tienen una preparación física o un estado físico concreto”, explica. “Con una bicicleta eléctrica, cualquiera puede: con que sepas mantener el equilibrio, vas a poder disfrutar”.

«Yo me vuelvo contento a casa, y entro
a trabajar feliz todos los días»

Esta herramienta de trabajo –que también comercializa mediante su colaboración con el fabricante Urbanbiker- es imprescindible para su cometido, y permite que familias enteras disfruten de esta opción. “Recuerdo a un señor de 73 años, en una ruta donde venía una familia con tres generaciones”, rememora. “Al terminar la ruta, vino el señor, me dio un abrazo y me dijo que qué gozada. Que hacía mucho tiempo que no disfrutaba, todos juntos, en medio del campo”, cuenta. “Que te pasen cosas así es muy satisfactorio”.

EL FUTURO DE LA MOVILIDAD URBANA

Para él, es importante dar a conocer este tipo de alternativas. No solo por pasar un día en la naturaleza, sino porque acerca la posibilidad de uso de la bicicleta eléctrica a nivel general. “Cada vez se venden más bicicletas eléctricas, y cada vez está más asumido como un método de transporte en el día a día”, cuenta.

En ocasiones, las personas que realizan una ruta en Las Machotas se dan cuenta de que, además de disfrutar en familia, pueden convertir la bicicleta eléctrica en su nuevo vehículo para ir al trabajo. “Creo que el cambio hacia la bicicleta eléctrica va a llegar antes en el entorno urbano que en el entorno rural: en el primero, ya es un presente”, asegura.

Desde su posición, cree en la adopción de modos de transporte sostenibles en las ciudades, con opciones que puedan utilizar todo tipo de personas. “La electrificación en el transporte de las ciudades no es el futuro, es el presente”, afirma. Como necesidad, apunta a una transformación de las infraestructuras. “Creo que debemos aprender del norte de Europa, pero, ahora mismo, te puedo decir que la bicicleta eléctrica está salvando el sector”.

Es optimista y cree que el cambio de movilidad en las ciudades ya ha llegado. Aunque él, amante de la naturaleza, prefiere observar esa transformación desde su pequeño negocio en un pueblo al pie de las montañas.

«La bicicleta eléctrica ya es un presente
en el entorno urbano»