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Soy Alfredo

Marta Fernández

nadadora paralímpica

La discapacidad me ha dado más de lo que me ha quitado

Su parálisis cerebral, degenerativa desde los 19 años, no ha impedido a Marta Fernández llevarse un oro, una plata y un bronce en Tokio 2020. Tampoco batir varios récords del mundo. La burgalesa forma ya parte de la historia del deporte paralímpico.

El mismo colegio que sus hermanos, campamentos o incluso un periodo de intercambio en Canadá. La infancia de Marta Fernández (Burgos, 1994) fue, como ella misma dice, la de una niña “prácticamente normal”. Este matiz tiene su explicación en un parto gemelar seismesino del que nació con una parálisis cerebral, que no afectó a su hermana melliza.

Mis hermanos me recuerdan
que puedo hacer todo

Sus tres hermanos tienen mucha importancia en el desarrollo de esta joven burgalesa. “Ellos me recuerdan que puedo hacer todo”, remarca Marta, quién reconoce que son, junto a sus padres, un apoyo fundamental. Pilares de una vida en la que no puede faltar el chocolate. “Es uno de mis alimentos favoritos”, confiesa.

La importancia del apoyo familiar está siempre presente en la conversación con una persona que tras terminar la etapa escolar obligatoria decidió seguir formándose. “Siempre me he planteado trabajar en el mundo del mercado financiero y, en mi caso, nadie me puso límites. Mis padres me apoyaron y me dijeron que yo podía estudiar aquello que quisiese”, cuenta una graduada en ADE a la que la vida le tenía preparada una sorpresa al cumplir 19 años: una infección vírica hizo que su parálisis cerebral se volviera degenerativa. Su carrera de nadadora, que comenzó en el agua con miedo y como recomendación médica, podía verse truncada, pero Marta volvió a demostrar una fortaleza inquebrantable en pro de sus objetivos. Sigue luchando desde entonces con un pensamiento claro: “La discapacidad me ha dado más de lo que me ha quitado”.

Actualmente, reparte el tiempo entre su trabajo como funcionaria del Estado y los entrenamientos de natación, disciplina en la que se ha convertido en una de las mayores esperanzas del deporte español. Todo ello desde Valladolid, ciudad a la que se trasladó desde su Burgos natal para seguir progresando en la piscina cuando comenzó sus estudios universitarios. “Desde la Federación de Natación del Deporte Adaptado de Castilla y León me ofrecieron venirme a la residencia deportiva Río Esgueva para dedicarme más al deporte y poder entrenar en mejores condiciones, y aquí llevo 10 años en los que he crecido como persona y como nadadora”, recuerda a la vez que afirma que tuvo miedo cuando logró la plaza de funcionaria ya que se planteó si podría compatibilizar trabajo y deporte de alto rendimiento.

“Recuerden que somos personas
y que la discapacidad no nos define”

Sentirse apoyada

Las facilidades que le dieron en su actual empleo, su enorme tesón y su fuerza de voluntad hicieron que esa inseguridad desapareciera y pudiera cumplir su sueño de participar en unos Juegos Paralímpicos pocos meses después de acceder a su puesto de funcionaria. “Con los cinco días previos que tuvimos que pasar en Tokio al ser unos Juegos covid-19, mi cabeza ya estaba pensando en pelear todo lo posible para estar en los Juegos de París”, explica tras la experiencia de un debut paralímpico en la capital nipona en el que se llevó un oro, una plata y un bronce.

Trabajo y equipo son patas importantes del éxito, pero Marta es consciente que sin los patrocinadores que apoyan al deporte paralímpico los resultados tardarían más en llegar. “Empresas como Iberdrola hacen que tengamos más recursos para dedicarnos al deporte paralímpico y es de agradecer”, reconoce.

Medios que le han permitido lograr éxitos, definidos por ella misma como el resultado de muchos años de dedicación personal y del trabajo de mucha gente, que comenzaron a fraguarse a nivel internacional unos meses antes de los Juegos Paralímpicos. “Por fin pude pasar la clasificación en Sheffield, que es un paso determinante para poder competir internacionalmente, y tuve la suerte de poder participar en el Campeonato de Europa”, rememora una deportista que tenía en el momento de la entrevista marcado en rojo el Mundial de Madeira que se llevará a cabo en junio.

Mientras llega, Marta disputó, del 31 de marzo al 3 de abril, las Series Mundiales de Berlín, en las que batió dos veces el récord del mundo de 100 braza SB3 y fue galardonada como la mejor deportista de la competición. Logros para ir labrándose un palmarés que se acerque al de su ídolo, Teresa Perales. “Es mi referente desde que empecé en el mundo del deporte. Ahora he tenido la suerte de competir junto a ella en un relevo y disfrutar de los juegos junto a ella, y he aprendido un montón ya que es una gran nadadora y mejor persona”, afirma.

Marta, a pasitos cortos, como los que da cuando está en casa, ya que a la calle sale en silla de ruedas, quiere transmitir a la sociedad lo que sus padres le inculcaron desde que nació: “Recuerden que somos personas y que la discapacidad no nos define”.

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y reportajes:
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