Lo más ‘chic’ de París en el corazón de Arcusa (del prepirineo aragonés)

«Bienvenidos. Esta es vuestra casa y nosotros somos vuestros amigos, aunque todavía no nos conozcamos.» Este es el recibimiento de Marta Romero cuando el viajero llega a su hotel, Tierra Buxo, su sueño y el de Romain, natural de la región francesa de la Bourgogne. Una emprendedora pareja que, tras una amplia experiencia trabajando en establecimientos de lujo en París, regresó a Arcusa, pueblo familar de Marta, donde, en 2018, abrieron las puertas de un hotel que es la antítesis de todo lo que les rodeaba en la ciudad del amor.

De sus años parisinos, a Marta le ha quedado un dulce acento parisino y la pasión por lo ‘chic’y por lo autóctono, como los productos locales que se degustan en su hotel y que permiten “crear sinergias entre los productores de nuestra zona”, explica Marta, quien insiste en la importancia de apostar por la sostenibilidad, como herramienta para crear proyectos que perduren en el tiempo y se integren dentro del paisaje y el paisanaje de este rincón del prepirineo oscense.

Su historia es la decimotercera protagonista de #yopueblo, una iniciativa de Endesa que recorre la España vacía para encontrarse con aquellos que han sabido ver el entorno rural con una energía especial: la de hacer ver que los pueblos también se están pasando a lo eléctrico y a lo renovable, haciendo de nuestros territorios lugares propicios para nuestros proyectos y nuevas oportunidades. Endesa, nacida en el ámbito rural de León en 1944, ha estado y va a seguir estando muy ligada estas zonas, ofreciendo pilares de la historia de éxito de la compañía desde hace ocho décadas.

La suya es una historia que aúna su pasión por lo rural y el lujo, que no es solo económico, y que se percibe nada más entrar en este antiguo almacén agrícola propiedad de su abuelo Félix, a quien su nieta recuerda con enorme cariño. Con él pasó sus veranos en este pueblo de la comarca del Sobrarbe, al norte de Huesca, y al que Marta y Romain decidieron volver para emprender un sueño y dotar de establecimientos de calidad a una zona que se encuentra en la carretera que une Aínsa y Alquézar.

Un cambio de vida que les permitió alejarse del bullicio de una ciudad de más de 2,2 millones de habitantes, para vivir en un pueblo donde en invierno hay 35 residentes, entre ellos tres niños y donde más de un tercio de la población es menor de 40 años. «Nos conocemos y nos ayudamos entre todos. Es como estar en una familia. Esto no tiene nada que ver con vivir en una ciudad. Tenemos un grupo de WhatsApp y a menudo organizamos meriendas y en Nochevieja nos juntamos en el jardín del hotel a ver los fuegos artificiales», apunta.

Y son esos mismos vecinos los que al pasear por las calles de Arcusa comentan lo orgulloso que estaría el abuelo Félix si viera el hotel y cómo han cuidado cada detalle pensando en la máxima de que un edificio sostenible debe ser eficiente, de manera que hay que optimizar el uso de energía y construir siguiendo los criterios que permiten aprovechar al máximo la luz solar. Así ocurre en Tierra Buxo, donde sus enormes cristaleras, además de cumplir con este cometido, son el mejor mirador del skyline pirenáico que rodea la zona.

“Trabajamos con el tema de la bioconstrucción y pensamos que lo más interesante era tirar el edificio y rehacerlo. Contamos con un muy buen aislamiento para garantizar la eficiencia energética”, indica Marta, quien recuerda que están pensando “en la idea de poner placas solares para complementar”.

«En Arcusa nos conocemos y nos ayudamos entre todos. Es como estar en una familia. Esto no tiene nada que ver con vivir en una ciudad»

«Cuando tienes un sueño tienes que luchar por él.
Por supuesto que hay que tener los pies en la tierra,
pero, en nuestro caso, Tierra Buxo nos ha procurado
un cambio de vida muy positivo»

Un hotel que se mimetiza perfectamente en el paisaje. Y lo hace discretamente, con clase, dos de los pilares sobre los que se sustenta la filosofía de vida y de trabajo de esta pareja, que pasó de servir a diplomáticos, reyes y deportistas internacionales, para hacer lo propio con viajeros que llegan de todo el mundo.

Viajeros que en Tierra Buxo se sienten como en casa, porque la filosofía de trabajo de Marta y Romain se resumen en la frase con la que nos recibieron cuando fuimos a hacer este reportaje. Tal vez por eso, nunca han olvidado a los turistas franceses que se convirtieron en sus primeros huéspedes-amigos cuando el hotel abrió sus puertas en abril de 2018, con la presencia de numerosos representantes institucionales.

Gracias a los apoyos recibidos han podido materializar este sueño que sigue dándoles grandes satisfacciones, sobre todo cuando ven que los clientes repiten “buscando esa paz que solo en Arcusa pueden encontrar”.

Por eso, fieles a su premisa de discreción, sus proyectos de futuro no pasan por construir un nuevo hotel, o ampliar las cinco habitaciones de Tierra Buxo. Su reto simplemente es “fidelizar a la clientela y que nuestros visitantes repitan. Nuestra idea es seguir disfrutando de esta calidad de vida y ser felices”, apunta la nieta de Félix, quien fue responsable del bar del pueblo y el único teléfono público de la localidad. “Una visionaria, que ha sabido ver el potencial turístico del pueblo”, indican varios vecinos.

Ella presume de “lo bonito que está Arcusa”, con las pinturas de Luis, un artista local que sorprende a sus vecinos con auténticas obras de arte pintadas en distintos rincones del municipio. “Este es mi lugar en el mundo, y me gustaría que en un futuro tenga un poco más de vida”, concluye.