Atrapados en Chernóbil

Con Paranormal Activity Oren Peli convirtió en fascinante ante cientos de miles de espectadores algo que vigilantes contemplan diariamente con tedio: un circuito cerrado de cámaras en el que rara vez pasa algo. Gracias a ese éxito ha recibido carta blanca para establecer una franquicia –ya prepara la cuarta entrega– y producir películas de terror con unas señas de identidad que Atrapados en Chernóbil cumple religiosamente. Partiendo de un fenómeno lamentable como el del turismo extremo, Peli y el director Bradley Parker demuestran que son hábiles generando tensión. Por desgracia, esa energía se les escapa entre los dedos, por mucho que se escuden tras las restricciones del found footage cuando conviene. Queda alguna imagen poderosa –ese feria abandonada– y un susto con sustrato, pero si por algo se recordará esta película es por su dominguerismo carente de tacto, conviertendo un escenario de horror real en Zombielandias. ¿Por qué no Auschwitz? 

VEREDICTO: Con el pulso y presupuesto de Callejeros pero con (todavía) menos escrúpulos.