Crítica de 'Criminales a la vista'

Jennifer Aniston y Adam Sandler lo hacen todo mejor. Como pasaba con Criminales en el mar, primera y exitosísima entrega del 'whodunnit' de Netflix que reunía a los actores tras Sígueme el rollo, su secuela se lo debe absolutamente todo al carisma, la química y el talento genuino para la comedia tontorrona de sus protagonistas. 

Por lo demás, esta segunda aventura de los Spitz sigue siendo un cluedo predecible, con secundarios reputados sin tiempo para lucirse (Mark Strong), personajes encorsetados y un desarrollo argumental simplista. En este 'Murder Mystery', lo de menos es el asesino y cualquier intento de tensión dramática es engullido por los gags efectistas y los clichés argumentales en la París más turística (entregas de dinero en el Arco del Triunfo, clímax final en la Torre Eiffel). 

Criminales a la vista es justamente eso, una guía turística básica (del misterio criminal, y también de Europa), una apuesta para 'dummies' del género cinematográfico de moda sin mayor aspiración que la del entretenimiento más liviano. Suerte que la magia de Aniston y Sandler para hacernos reír sin importar el qué sigue intacta. Suerte que son una dupla irresistible en pantalla. Suerte que ellos lo hacen todo mejor.