Crítica de 'El castigo'

Ana (Antonia Zegers), con el rostro desencajado, conduce el auto. Desde el asiento del copiloto, Mateo (Néstor Cantillana), su marido, la insiste en que de marcha atrás. Ella quiere continuar, pero finalmente desiste, tomando el sentido inverso de la marcha. El coche se detiene en otro paraje de la carretera, en medio de un bosque, pero Lucas, el niño de la pareja, ya no está allí. 

El castigo, por la que el chileno Matías Bize (En la cama, La vida de los peces) ganó la Biznaga de Plata en el reciente Festival de Málaga, comienza con esta elipsis brutal. Y la reconstrucción de lo que pasó antes, con los padres en conflicto abierto y una agente de policía (Catalina Saavedra, la prota de La nana) intermediando entre ellos, eleva el crescendo dramático hasta que emerge la inesperada verdad.

Porque en El castigo no solo destaca el trabajo del cineasta Bize, quien recupera aquí las constantes estilísticas y de puesta en escena que le dieron fama en el circuito internacional (rodaje en tiempo real, montaje interno, foco selectivo…). También está la interpretación magistral de Antonia Zegers, con ese devastador monólogo sobre la maternidad, y el guion de Coral Cruz, quien concibió la película como “una obra de teatro a cielo abierto”. Imprescindible y de rabiosa actualidad.