Crítica de 'El espía honesto'

Primero vinieron es un poema escrito por el pastor luterano Martin Niemöller. Tras pasar años en los campos de Sachsenhausen y de Dachau, este cura alemán escribió unos versos que describían arrepentimiento por lo tardío de su activismo, iniciado únicamente cuando ya era demasiado tarde. De la misma manera, la ambición del semificticio académico Franz Walter le llevó, tal y como recoge El espía honesto, a formar parte de la Stasi, el servicio de inteligencia de la RDA, sin prever las consecuencias. 

Lo que pretendía ser un trámite que le ayudase a prosperar social y profesionalmente, se convierte en una serie de concesiones hacia su propia pérdida de humanidad que terminarán por costarle la vida al intentar huir de aquel ambiente asfixiante.

La película, basada en la vida del espía Werner Teske (última víctima mortal de la RDA) muestra con buen pulso la evolución de Walter, desde su alegría inicial hasta su alcoholismo y depresión final, pasando por los chantajes o delitos que se ve obligado a cometer. Lars Eidinger y Luise Heyer interpretan a la pareja protagonista, transmitiendo con soltura una historia de amor desgarradora. La historia es apasionante, quizás únicamente enturbiada por una duración algo excesiva, que no cuenta con apoyos que aligeren la carga sobre la trama principal –como ocurría en La vida de los otros, donde espía y espiados resultaban intrigantes–.