Crítica de '¿Qué hicimos mal?'

Se sabe de parejas que han lavado sus trapos sucios en público con la esperanza de salvar la relación, pongamos por caso Brad Pitt y Angelina Jolie (Frente al mar), pero no de una cineasta que, en plena crisis, decida salir (a lo Flores rotas) en busca de tres exnovios repartidos por el mundo, con la muy utópica esperanza de encontrar claves para reparar su actual relación, al menos que solo se trate de la irrefrenable necesidad de poner en práctica tan inusual experimento fílmico, cosa que también está bien. 

En un mundo tan formateado, la novedad del dispositivo ya merece tres aplausos de salida, pero si además, en tiempos de fluidez poliamorosa, tiene el valor de decir que “amar es permanecer”, quizás tengamos motivos de celebración, pues no se trata de reivindicar modelos apolillados, ni mucho menos de descartar, criticar o atacar otras maneras de relacionarse, sino de examinar esos cortes que cuartean nuestra moderna biografía sentimental, observar que algunos siguen supurando, y tratar de determinar por qué. 

Más que una fábrica de respuestas, y Torres lanza algunas –el factor económico, la (no) maternidad…– ¿Qué hicimos mal? es un espejo en el que mirarnos, ante el cual resulta imposible no acabar cuestionándonos, empezando por aquel primer amor, que tal vez se autoinmoló porque la sociedad nos dice que todo ha de tener fecha de caducidad, que la vida ha de ser un cúmulo de experiencias.